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La violencia en La Corregidora y la ausencia del Estado mexicano

La violencia en La Corregidora y la ausencia del Estado mexicano

Columnas jueves 10 de marzo de 2022 -

Iván Arrazola

La violencia en La Corregidora y la ausencia del Estado mexicano


Corría el minuto 60 del partido entre Querétaro y Atlas cuando se desató la violencia en las tribunas, la afición buscó refugio en la cancha, mientras miembros de las barras de los dos equipos se enfrentaban en la cancha y en la tribuna. Horas después se darían a conocer las imágenes de la agresión, de jóvenes ya inconscientes que seguían siendo agredidos por los grupos de animación del equipo local. Las mismas imágenes muestran como algunos miembros del equipo de seguridad del estadio apoyó en la agresión contra aficionados del equipo visitante, personal de policía que no hizo nada por tratar de detener la agresión, paramédicos a los que les fueron arrebatados los heridos para seguir golpeándolos, jugadores y cuerpo técnico del equipo local ayudando a aficionados del equipo visitante para que no fueran agredidos, todo quedó grabado ante la impotencia de quien siguió el partido por televisión y la falta de reacción inmediata por parte de las autoridades.

En sus primeras declaraciones el gobernador de Querétaro calificó el hecho de la siguiente forma "Es una tragedia porque, aunque no hay muertos, no podemos decir que no es una tragedia. Condeno y lamento mucho lo sucedido, estoy lastimado” y posteriormente hizo una advertencia a los agresores "Criminal, voy a dar contigo. Por lo que hiciste ayer lastimaste a las familias de los queretanos. No mereces estar en las calles, tu sentencia social y moral será del tamaño de tu cobardía”. La declaración llama la atención porque se centra el tema en los agresores, sin embargo, poco se habla de la responsabilidad gubernamental en el suceso.

La seguridad de los asistentes estaba en manos de un cuerpo de “seguridad” privada que se contrató para el evento según lo estableció el presidente del equipo Gabriel Solares, también informó que un total de 300 policías, 150 municipales y 150 estatales vigilaban el inmueble, aunque la mayoría se ubicaban afuera del estadio, de acuerdo con el dirigente se encontraban afuera del inmueble porque no pueden “actuar en las tribunas del inmueble”. Al indagar sobre las características del grupo de “seguridad”, estos no contaban con capacitación, son trabajadores que se contratan de manera eventual y que ese día el equipo de seguridad en su mayoría estaba conformado por mujeres. Como tal no constituyen un cuerpo de seguridad, en todo caso es un cuerpo de vigilancia con nula capacitación para enfrentar este tipo de crisis, estos cuerpos son los que se encargan de la vigilancia en la mayoría de los estadios de futbol en México.

Por otra parte el presidente López Obrador opinó sobre el suceso son “resabios de los gobiernos neoliberales anteriores o de todo el periodo en que se apostó a la corrupción y a la impunidad” y ante la situación recomendó “Se debe continuar moralizando al país y atendiendo los orígenes de la violencia, las causas, antes, se pensaba que solo con medidas coercitivas se podía resolver el problema de la inseguridad y la violencia en México, eso era relativo porque los gobiernos estaban en manos de la delincuencia”. Como en otros eventos marcados por la violencia extrema el presidente culpa a los gobiernos anteriores o al sistema económico con lo que pretende desviar la atención sobre la responsabilidad de las autoridades en los sucesos, tal como ocurrió en San José de Gracia o en el resto de los estados con graves problemas de seguridad.

La principal lección que deja este lamentable suceso es que las autoridades fueron incompetentes e irresponsables ante la tragedia que se estaba suscitando y lo que es más preocupante es que han sido omisos y complacientes con los dueños de los equipos de futbol de primera división. Más aún, la violencia no comienza en las tribunas, comienza en los alrededores del estadio, en el transporte público secuestrado por los aficionados previo a los partidos, se encuentra en las barras conformadas por cientos o miles de jóvenes que ejercen y son víctimas de la violencia en sus barrios o colonias, pero parece que directivos y autoridades ignoran esta realidad o no quieren hacer nada al respecto.

El castigo que está solicitando el gremio futbolístico para los agresores debe de ser similar para autoridades y directivos que expusieron la integridad de miles de aficionados.

Iván Arrazola. Colaborador de Integridad Ciudadana, Doctor en estudios Científico-Sociales con mención en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO. México). Especialista en participación ciudadana, cultura de paz, democracia subnacional y gobierno abierto. @ivarrcor @Integridad_AC


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/CR

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