Las ladrilleras nos envenenan

De acuerdo con el Censo Económico 2009 del INEGI, en el país había 10 mil 251 unidades económicas de fabricación de ladrillos, pero la Red de Información de Productores de Ladrillos (Red Ladrilleras) estima que en México existen 16 mil 953 unidades de producción, llámese hornos ladrilleros. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático realizó en el año 2013 un estudio denominado “Análisis de Mercado del Sector de la Construcción y Proyecto Piloto a Nivel Región Basado en un Portafolio de Políticas Públicas con el Objetivo de Reducir los CCVC de Ladrilleras Artesanales en México” que nos dice que existen ladrilleras artesanales registradas en el Estado de Hidalgo 285, en Tlaxcala 25, en Puebla 4500, en Morelos 24, en el Estado de México 803, en Jalisco 1994 y en Guanajuato 2,366.

Conformando un total de 10,001.

El horno ladrillero artesanal utiliza un proceso de combustión arcaico y su materia prima fundamental es el barro. En él se fabrican ladrillos rojos recocidos, losetas, tejas y cuñas.

Desafortunadamente esta actividad económica informal está sujeta a la regulación local. Quiere decir que los gobiernos estatales son los responsables de vigilar el cumplimiento de una norma estatal específica de calidad de aire que regule sus emisiones. Como el caso del Estado de Guanajuato que tiene la norma técnica estatal NTE--IEG-001/98 que “Establece las condiciones que deben reunir los sitios destinados a la instalación y reubicación de hornos ladrilleros en el Estado y las condiciones para la operación de los hornos en la elaboración y cocido de piezas elaboradas con arcillas para la construcción”, que señala claramente que solo podrán usar como combustibles: gas LP, gas natural y diésel”. “Queda prohibida la ubicación dentro de la mancha urbana. Deberá ubicarse (o reubicarse) a una distancia mayor a 5 kms. de cualquier asentamiento mayor a 2,500 habitantes”. Ningún horno ladrillero guanajuatense la cumple ante la complacencia y corrupción de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial.

Indebidamente no están obligados a cumplir las normas oficiales mexicanas de calidad de aire: la NOM-025-SSA1-2021 de partículas suspendidas totales (PST), partículas menores de 2.5 micrómetros (PM2.5) y partículas menores a 10.0 micrómetros (PM10), la NOM-020-SSA1-2021, de ozono (O3), la NOM-021-SSA1-2021, de monóxido de carbono, la NOM-022-SSA1-2019, de dióxido de azufre (SO2), la NOM-023-SSA1-2021 de dióxido de nitrógeno (SO2) y la NOM-026-SSA1-2021, de plomo (Pb).

Pero lo más grave es que los hornos ladrilleros queman toda clase de residuos, incluyendo llantas y residuos peligrosos que son enviados tramposamente por sus generadores a estos hornos arcaicos ahorrándose la obligada disposición final. Así es como los mexicanos nos envenenamos diariamente con sus emisiones tóxicas.

*Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.

Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático

www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores