Los peligros de la no canalización de fondos públicos

La mejor, y más efectiva para combatir la pobreza, y contribuir con la elevación en la calidad de vida de los habitantes de una sociedad, es a través de la generación de infraestructura. La generación de obra sólida, permanente, generada con una plena conciencia de las necesidades que deberán atender, deja patente a los ciudadanos que sus impuestos han sido canalizados a obras que directamente repercutirán entre ellos por el resto de sus vidas. La génesis de obra que perdure, es producto de una planeación estratégica que en todo momento demuestra la fortaleza e inteligencia de un gobierno.

Una de las supremas debilidades de los regímenes de carácter democráticos, es precisamente su carácter electivo. Su legitimidad depende fundamentalmente del sufragio de los propios ciudadanos, y es por ello que las necesidades del sistema político, le obliga a constantemente tener que obtener su simpatía, para obtener el beneficio del voto favorable. Los gobiernos se convierten tan dependientes de la popularidad, que su sobrevivencia depende fundamentalmente de ello.

Los regímenes democráticos que, en mucho contribuido al activismo en la sociedad, y que incluso han generado un avance civilizatorio, al ser defensores y garantes de los derechos humanos, no poca cosa, pues eso ha sido un importante aliciente para construir una represa ante regímenes autoritarios, que históricamente han sido violentadores de la individualidad de las personas, en pos de sus intereses y su perpetuidad.

Olvidar la importancia de las democracias, en su papel histórico en el avance del proceso de civilización y control de la violencia popular que sintiera la opresión del autoritarismo, sería una injusticia sin precedentes. Sin embargo, desde mi perspectiva, el costo ha sido la generación de construcción de infraestructura en pos del recurso inmediato. Que la democracia mexicana, sufra un importante golpe demoledor a propósito de la canalización de recursos básicos ciencia, cultura y desarrollo, nos conduce a un proceso de degradación en el proceso civilizatorio que hace a los ciudadanos cada vez entidades más propensas a defender la existencia de sus propias instituciones.