México, en el momento clave para impulsar su soberanía alimentaria
El pasado martes, 27 asociaciones de alimentos y agricultura de Estados Unidos enviaron una carta al secretario Thomas Vilsack, donde aseguran que ciertos acontecimientos afectan sus exportaciones a México.
Sobre el tema, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que respeta estos cuestionamientos, pero enfatizó que mantendrá la política agropecuaria que está dando impulso al campo tras décadas de abandono y se evitará utilizar productos que dañen la salud de los propios campesinos y consumidores.
Bajo esta visión, México se encuentra en el momento clave para impulsar la autosuficiencia con soberanía alimentaria, sin demeritar ni dejar de reconocer los compromisos establecidos en el Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Ello, porque es importante dentro del actual mundo globalizado mantener la ruta de la cooperación, la complementariedad de mercados y la robustez de un bloque norteamericano (México-Estados Unidos-Canadá) frente a otros como la Unión Europea.
Además, la propia dinámica y características del sector agropecuario –entre ellas depender del clima- nos obliga como país a no quedar fuera de esta globalización, pero avanzar paralelamente en el camino hacia la autosuficiencia alimentaria de granos básicos.
También es un buen momento para continuar con las prácticas sustentables que implementó el gobierno de México, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en el sentido de proveer de alimentos sanos e inocuos a la población y que además han permitido exportar con éxito a mercados exigentes como los asiáticos y los de Medio Oriente.
Y es que un reto que tenemos como país, y en general como humanidad, es preservar nuestros recursos naturales, al tiempo que producimos alimentos sanos, nutritivos, de calidad, asequibles y suficientes para todos.
Una oportunidad para ello es vincularse a los proyectos detonadores de cultivos, agroindustria, infraestructura y obra pública que el presidente de la República ha puesto en marcha en el sur sureste del país, una región también olvidada por décadas y con la cual tenemos una deuda histórica.
Una buena parte de los habitantes de esta región depende o trabaja en el sector agroalimentario y uno de sus problemas de desarrollo es la falta de mercado y de valor agregado.
De esta forma, proyectos como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya potenciarán el desarrollo de los productores de pequeña escala, además de la agroindustria, al crear nuevas rutas comerciales y logísticas en la región, que se traducirán en menores costos de transportación y un aumento de su competitividad.
El sector agropecuario mexicano está llamado a aprovechar este momento de desarrollo impulsado por la Cuarta Transformación. No dejemos pasar esta oportunidad, sin descuidar nuestras ventanas de exportación, que implican negociar, por supuesto, con otros países que nos envían productos.