Maltrato animal en México: la sombra oculta de la violencia

Diversos estudios psicológicos han advertido que las personas que maltrataron animales durante su niñez, fueron víctima de abuso o testigo de actos crueles contra seres humanos, serán esposos y padres violentos. Ante ello, la reciente decisión del Congreso de la Ciudad de México de reformar el Código Penal para que el maltrato animal sea investigado de oficio y no solo por querella, es un gran avance. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para garantizar el bienestar de los animales de compañía.

Sólo 27 de los 32 estados de México cuentan con leyes especializadas para la protección animal. Esto es especialmente preocupante si consideramos que, según la Encuesta de Bienestar Autorreportado (ENBIARE), realizada en 2021 por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en México existen cerca de 80 millones de mascotas, de las cuales 43.8 son perros y 16.2 millones, felinos. Es alarmante que no se hayan tomado medidas para detener el crecimiento desmesurado de las mascotas. Se estima que el 70 por ciento de los perros en el país se encuentran en situación de calle.

Como legisladora y candidata a puestos de elección popular, he abogado por impulsar campañas de adopción responsable y de esterilización masivas y gratuitas, organizar pláticas de bienestar animal en escuelas y plazas públicas, instalar módulos veterinarios y contenedores especiales para depositar heces caninas, así como sancionar la venta de animales. Otro aspecto crucial que debe abordarse, es la necesidad de establecer normas para el cuidado y bienestar de los animales en centros de atención y refugios, pues se han detectado irregularidades en la operación de fundaciones dedicadas a atender a los animales abandonados.

Desde temprana edad, las niñas y los niños aprenden a convivir con animales de compañía. En la mayoría de los casos, los quieren y los cuidan. Sin embargo, en familias donde existe violencia intrafamiliar, los niños pueden convertirse en maltratadores de animales. Según el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, siete de cada diez animales domésticos en México son víctimas de alguna forma de maltrato. Un estudio realizado en Estados Unidos comprobó que no todos los maltratadores de animales se convierten en asesinos en serie, pero todos los asesinos en serie tienen antecedentes de maltrato a animales. Es crucial que los padres presten atención a estos signos de alarma.

México ocupa el tercer lugar en maltrato animal a nivel Latinoamérica. Entre 2019 y mayo de 2023, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México ha recibido 27 mil 892 reportes por maltrato animal. El 91 por ciento de los reportes están relacionados con perros, el 7 con gatos, el 2 con animales de abasto como gallinas o conejos, y el 1 por ciento con animales silvestres, incluyendo reptiles.

En México, 27 estados han tipificado al maltrato animal como delito debido a la presión de la sociedad y de los protectores de animales. Este ilícito hoy alcanza la pena de seis años de prisión en la Ciudad de México, pero en otros estados el tiempo varía. Los agresores de animales poseen rasgos de personalidad que, de no tratarse, pueden derivar en un peligro mucho mayor. Estos rasgos incluyen agresividad, impulsividad, baja inteligencia emocional, actitud dominante, falta de empatía y actitud desafiante.

La crueldad hacia los animales sirve a menudo de precedente para la aparición del trastorno antisocial de la personalidad, una condición mental caracterizada por un patrón de desprecio y violación de los derechos de los demás. Este trastorno puede manifestarse en comportamientos como la mentira, el engaño, la manipulación, la indiferencia hacia la seguridad de los demás y la falta de remordimientos. La crueldad contra los animales es uno de los componentes de homicidas junto con la enuresis o incontinencia nocturna y la piromanía, de acuerdo con un modelo propuesto por el psiquiatra John Marshall MacDonald, que se le denomina triada MacDonald o triada homicida.

También está presente en los maltratadores de mujeres. Frente a esta realidad, es indispensable que una persona acusada de crueldad animal no solo reciba un castigo legal, sino obligatoriamente apoyo psiquiátrico y emocional durante todo su confinamiento y como una condicionante para su libertad; de otra forma, se estaría liberando a un delincuente en potencia.

Estoy convencida de que es crucial que la sociedad mexicana, los legisladores y las autoridades pertinentes tomen medidas inmediatas para abordar esta crisis de maltrato animal, un problema grave y creciente que requiere una respuesta integral y efectiva. Se debe prevenir el maltrato, proteger a los animales, castigar a los abusadores y educar al público sobre la importancia del respeto y la empatía hacia todos los seres vivos. Finalmente, la protección de los animales no es solo una cuestión de ética, sino también, a corto y mediano plazo, un asunto de salud y seguridad pública.

Exdiputada federal, asesora de la AC Impulsa y colaboradora del STUNAM