Columnas
Los ciudadanos comunes solemos no enterarnos de muchas cosas que hacen los gobiernos en cada país, por más que digan que ellos nacen del pueblo y para el pueblo y que es a este al único que le deben obediencia y respeto, la realidad es otra, y lo sabemos.
En el caso "Mayo Zambada" no será la excepción, muchas cosas sabremos y otras más, las más importantes y delicadas, seguramente nunca las conoceremos; esa es quizás una de las causas que explican a veces el trabajo de "especulación" de los medios de comunicación, quizás no de todos, mismos que en afán de explicar a su público y llegar a la verdad, tratan de armar los rompecabezas a partir de las pocas evidencias que existen, de lo poco que se conoce, y de la mano de algunos "expertos". No es culpa de los medios, definitivamente.´
En este caso resulta absurdo aceptar, tal como lo han querido dar a entender, que fue una simple entrega, que un narcotraficante un buen día arrepentido de todas sus tropelías decidió tomar un avión e irse a entregar a la justicia de otro país, no sin antes burlarse de otro narcotraficante y engañarlo para llevarlo con él, con la salvedad de que este otro narco si bien ya entrado en plena senectud, era nada más y nada menos que el más importante del mundo.
Por su parte, ese otro país dejó entrar un avión cualquiera a su espacio aéreo, como si nunca hubiera sufrido ataques terroristas aéreos que en su momento cimbraron al mundo entero; si eso fue así seguramente los grupos terroristas, a los que ganas no les faltan para volver a realizar ataques en suelo estadounidense, seguramente ya tomaron nota sobre lo fácil que resulta tomar un pequeño avión desde México y llegar a cualquier parte de Estados Unidos sin que nadie los moleste.
No sabremos muchas cosas, eso es un hecho, sabremos lo poco que nos quieran decir, tanto de un lado como del otro, en México la vergüenza del caso no se la podrán quitar ya nunca más, se burlaron en su propia cara y ni pío dijeron.
En pocas y sencillas palabras, el gobierno de Estados Unidos nunca, jamás, aceptará que llevó a cabo una operación de extracción de un ciudadano mexicano, totalmente clandestina pero que es una de las especialidades de las fuerzas especiales (perdón por la cacofonía) de ese país. Por su parte, el gobierno mexicano nunca, jamás, aceptará que simple y sencillamente fue humillado. A ambos gobiernos les conviene no enterar a sus ciudadanos.
Pero la relación México-Estados Unidos va más allá, el intercambio comercial es de cerca de ¡600 mil millones de dólares!, se dice fácil, pero es un mundo de dinero, casi la mitad del PIB de nuestro país, la cifra lo dice todo.
Según cifras de la American Chamber, hoy día al menos 6 de cada 10 productos importados y consumidos por los ciudadanos estadounidenses, provienen o tienen alguna participación de México ya sea en las cadenas productivas o las cadenas de suministro.
En un caso hipotético, si hoy se rompieran las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambas naciones, México entraría en shock, sin duda alguna, pero a Estados Unidos no le iría mejor, la demanda del mayor mercado consumista del mundo colapsaría, y muy probablemente también su economía.
De modo que si bien el caso "Mayo Zambada" dará mucho por escribir todavía, no llegará a interferir en el máximo interés existente entre ambas naciones, precisamente también por eso no les conviene a ambos gobiernos enterar a sus ciudadanos de todo,
Por eso, por un factor que vale 600,000 millones de dólares, el gobierno de Estados Unidos jamás va a aceptar que llevó a cabo una operación clandestina en México para capturar y llevar ante sus instancias judiciales al narcotraficante más buscado en el mundo.
Desde luego, y muy especialmente en estos tiempos en los que se supone vivimos un "momento estelar" en México producto de una gran transformación, cualquier cosa que eso signifique, el gobierno mexicano jamás aceptará una de las mayores humillaciones que haya sufrido gobierno alguno en la histórica e inevitable relación entre ambas naciones vecinas, salvará su "dignidad" frente al pueblo bueno, detrás están 600,000 millones de dólares que bien valen la pena, sobre todo considerando que el régimen se extenderá al menos 6 años más.