Columnas
Sabemos que hace más de seis años comenzó una etapa histórica con la victoria democrática de Morena en los comicios. Por lo tanto, con el mismo resultado, se logró la hazaña abrumadora en la mayoría de los distritos que, a lo largo y ancho del país, promovieron figuras comprometidas con el proyecto liderado por Andrés Manuel López Obrador. Esto, en esencia, corroboró el compromiso de aquellos precursores de la lucha social que siempre representó como un medio de cambio en beneficio de los sectores más vulnerables de México.
Por lo tanto, rápidamente, se fortaleció el proyecto de cambio que, gracias a la dedicación de hombres y mujeres comprometidos con la causa, fue dando forma a la plataforma alternativa que simboliza Morena. Entre estos, claramente, se encuentra la labor que realiza—me atrevo a afirmarlo de esta manera— uno de los hombres fundamentales para la consolidación de la 4T como Ricardo Monreal. Además de romper el paradigma político de legislación, él transformó la Cámara Alta en un espacio diverso y, por ende, en un lugar de reunión para que las diversas expresiones, mediante la participación, pudieran tener voz. Todo esto, motivado por la democracia participativa de los mexicanos, se logró gracias al esfuerzo de Monreal durante su periodo como coordinador de la fracción parlamentaria de Morena, así como la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.
Todos, incluso las fuerzas opositoras, reconocieron la visión de Ricardo Monreal durante su periodo de liderazgo. A pesar de todo, lo más significativo de esto fue el trabajo incansable que llevó a cabo en pro de las reformas constitucionales que planteó en ese momento AMLO. Asimismo, Ricardo Monreal, en su papel de líder, tomó las riendas de varias tareas que consolidaron los fundamentos de un Senado de la República que, en su papel, siempre ha estado a la altura de las circunstancias. En otras palabras, Monreal, a través de su encomienda, moldeó y otorgó significado a toda una estructura técnico-operativa que resulta esencial para su operación. Las mismas organizaciones responsables de valorar la transparencia, elogiaron completamente como una responsabilidad que, finalmente, obtuvo reconocimiento público. En realidad, no se realizó ninguna observación que pudiera cuestionar la labor.
Todas las licitaciones y asignaciones, esenciales para el funcionamiento y operación del Senado, están a la vista de todos. Todo se comprobó y auditó siguiendo los criterios de las instancias responsables de supervisar el techo presupuestario del Senado de la República. Por lo tanto, lo expreso de esa manera, no concordamos con la postura que fijó el actual coordinador de la Cámara Alta, Adán Augusto López Hernández. En realidad, a la vista de todos, se trató de una narrativa que desafiaba la realidad. Monreal, con documentos a su disposición, puede constatar que— los datos producidos en la voz del ex secretario de Gobierno— carecen de una base sólida de justificación. En la actualidad, por supuesto, la supervisión existente es extremadamente rigurosa. A tal fin, Monreal ha exhibido evidencias de transparencia que, como se mencionó previamente, fueron valoradas en la rendición de cuentas como tangibles.
Monreal, de forma muy precisa, detalló los procedimientos que implementan en cada aplicación organizacional. En términos más básicos, es la expresión más evidente de qué no se puede atribuir ninguna anomalía, especialmente cuando existen auditorías, pruebas y una práctica que, déjenme decirles, evidencia la responsabilidad política que Ricardo Monreal ha exhibido a lo largo de su trayectoria. Para lograr la unidad y las coincidencias, este punto no debe extenderse a otras regiones, especialmente cuando hay un sistema de control y andamiaje exhaustivo que supervisa cada movimiento financiero, contratos, licitaciones y todos los relacionados con el gasto en contrataciones.
Es posible que, en términos políticos, esto sea resultado de un asunto debido a todo lo que se involucra en el protagonismo de las reformas constitucionales, pero, también, en la atención de los medios para acaparar la atención hacia el proceso sucesorio del 2030. Es importante recordar que hace unos meses, Ricardo Monreal volvió a vivir la andanada y el fuego amigo en carne propia. Se trataron de golpes severos e intentos de emboscadas en los medios para despojarlo de la coordinación de los Senadores. Incluso podríamos denominar a algunas de esas concepciones como canalladas que surgen del seno mismo del movimiento. Sin embargo, Monreal, además de resistir el golpe de la metralla que intentó debilitarlo en la lucha por la presidencia, avanzó. Pese a la fuerza, nunca, efectivamente, lograron doblegar al zacatecano que, por sí mismo, está habituado a enfrentar la adversidad, especialmente donde predomina la responsabilidad de un precursor de la batalla democrática del país. A raíz de esto, él tiene un rol crucial en la aprobación de una cantidad relevante de reformas constitucionales que, finalmente, constituyen el principal respaldo de las políticas públicas de la nación.
Por lo tanto, estas palabras, sin fundamento, no tienen ninguna consecuencia negativa; esto es, no existe un agravio, ni mucho menos perjuicio al presupuesto aplicado en la administración anterior. Monreal, leal a ese método, hizo que todo se tornara transparente con documentos firmados y sellados de recibido que, por si fuera poco, fueron reconocidos por las instituciones y auditorías, como procedimientos claros y transparentes. Sí: el zacatecano ha colaborado para calmar el estruendo mediático que emana de la tribuna del Senado, pues él, acostumbrado a luchar contra la adversidad, sale siempre avante.