El crecimiento descontrolado de negocios chinos en el Centro Histórico de la Ciudad de México generó alarma entre líderes comerciales y autoridades, quienes advierten sobre el impacto negativo en la economía local. Según el Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño (ConComercioPequeño), más de 3,500 establecimientos asiáticos operan en esta zona, lo que equivale al 20% de los comercios totales, desplazando a negocios tradicionales emblemáticos.
Este fenómeno, intensificado tras la pandemia, provocó el cierre de tiendas históricas dedicadas a la venta de vestidos de novia, calzado y muebles. Comerciantes locales denunciaron el uso irregular de inmuebles habitacionales, ahora transformados en bodegas para productos asiáticos de bajo costo, algunos introducidos al país de manera ilegal. En ciertas calles, tráileres descargan mercancía durante la noche, alterando el entorno y la funcionalidad de los espacios urbanos.
Gerardo López Becerra, presidente de ConComercioPequeño, subrayó que esta expansión está afectando la identidad comercial de la ciudad, alertando que “a este ritmo, el Barrio Chino podría abarcar todo el Centro Histórico”. Además, criticó la falta de regulación y fiscalización, exigiendo medidas estrictas en aduanas y normativas para frenar el avance de estos negocios, muchos de los cuales no cumplen con los requisitos legales.
Por su parte, autoridades como la Cámara de Comercio de la Ciudad de México pidieron acciones contundentes para garantizar la legalidad de estas operaciones y la protección de los derechos de comerciantes locales. La problemática también incluye la proliferación de plazas comerciales ilegales, como la clausurada Izazaga 89, que operaban sin permisos adecuados, generando riesgos para la seguridad pública.
El debate sobre cómo equilibrar la inversión extranjera y la preservación del comercio local sigue en pie, mientras organizaciones y ciudadanos urgen a las autoridades a implementar estrategias integrales para evitar que esta "invasión comercial" comprometa aún más la economía y el patrimonio cultural de la capital.
Foto por Cuarto Oscuro