China regresa a estar en el ojo del huracán, a pesar de ser una potencia mundial con un gran crecimiento económico e influyente en grandes cambios globales, no ha podido controlar la pandemia y esta situación preocupa al resto del mundo. Un nuevo año y el Covid-19 no ha terminado por varias razones. Este país optó por aplicar la polémica política de “cero covid”, se han implementado medidas estrictas de control de propagación del virus, como el aislamiento obligatorio y las pruebas masivas para detectar casos de COVID-19. Sin embargo, a pesar de estas medidas China ha enfrentado un aumento en el número de casos de Covid-19 en algunas de sus regiones en los últimos meses. A principios de diciembre el país anunció el fin de las medidas restrictivas tras protestas por parte de la ciudadanía y el hartazgo derivado de las fuertes restricciones, pero hasta el día de hoy los hospitales en ese país hacen frente a una grave oleada de pacientes, de acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, las autoridades estiman que casi 250 millones de personas se contagiaron de covid-19 en los primeros 20 días de diciembre, estas cifras pueden variar debido a la eliminación de las pruebas masivas y no se han podido rastrear los nuevos casos.
Países como Estados Unidos, Italia, India, Japón y Malasia se han sumado a imponer medidas restrictivas a los viajeros procedentes de China para evitar la propagación de más variantes de este país, el aumento de casos afecta directamente al resto del mundo, se puede volver a desatar una ola masiva como cuando la pandemia empezó en 2020.
La pandemia sigue y seguirá siendo un problema debido a la propagación del virus a través de casos de importación, la alta contagiosidad, la falta de medidas de protección efectivas y la falta de transparencia en la gestión de la pandemia, incluso se han reportado casos de encubrimiento y negligencia por parte de algunos funcionarios locales.