Columnas
Llama la atención el hecho de que algunos digan que México no merece escenas de pleitos en el Senado, pero no se atreven a decir que México no merece ese remedo de oposición que existe. Nadie se sintió insultado por la selección de la candidata de la oposición, cuando se trataba de una verdadera falta de respeto a la inteligencia de los mexicanos.
Lo que importaba en ese momento electoral era, en realidad, una botarga que absorbiera el descontento que generaba la 4T. Desde luego que era real la alternativa, lo que estaba vacío era la manera de abordar, al vapor, una disidencia política a partir de un ente cuya ignorancia rebasaba todos los límites imaginados.
Lo del zafarrancho fue un insulto para las buenas conciencias, que rebasó también cualquier tolerancia de parte de los protagonistas, el senador chihuahuense Mario Humberto Vázquez, uno de los legisladores panistas menos cultivados, provocó altanero al estilo tradicional del PAN para buscar lo que hace meses estaban esperando: exacerbar los ánimos en la bancada de Morena y calificarlos de todos los adjetivos que conocen en su vocabulario de 200 palabras.
Algún día debió suceder y lo mejor es que no pasó a mayores como los panistas lo hubieran querido.
El PAN absorbe el descontento social de la mayoría de la gente que aparentemente lo apoya. No votó por los panistas a causa de sus programas inexistentes ni de sus proyectos absurdos sino para sacudirse al actual régimen.
Por un lado, la imitación paupérrima de partido político y, por el otro, un descontento que nadie puede canalizar todavía. También del lado del oficialismo hay votos involuntarios ante la calidad moral e intelectual de sus adversarios, que se refleja en el senador Vázquez y en la candidata Gálvez, quienes generan repulsión. Todavía no se acaba el vicio de votar por el menos peor.
La oposición está más cerca de la muerte de lo que cree y más lejos del pueblo de lo que asegura. Lo cual es problema para todos, no sólo para esa disidencia improvisada sino para la democracia. Ni se mueren los agónicos ni terminan de nacer los embriones de la oposición, grave conflicto.
La oposición “organizada” tendrá que venir del interior de Morena. Ya está concebida desde que el secretario de Economía dijo que no había piso parejo en la selección de candidata a la Presidencia de la República. Ahora actúan como grupo soterrado de autoayuda con base en una aparente autocrítica partidista.
Aquí, el problema radica en que si no consiguen el estatus de partido con registro condicionado, regresarían a Morena “arrepentidos”, sería un cáncer al interior, muy difícil de detectar el órgano afectado. Sería algo así como sucedía en la película “Alien”, donde ni siquiera ellos podrán definir aliados de contrincantes.