Columnas
Claudia Sheinbaum, en el documento “100 pasos para la transformación”, plantea trabajar para detonar el crecimiento económico, repartir mejor la riqueza y lograr que los mexicanos más pobres cuenten con mejores condiciones de vida, para llegar a una “prosperidad compartida”.
Prosperidad compartida, que desde 2013, el Banco Mundial adoptó con dos elementos clave, el crecimiento económico y la equidad para impulsar el aumento de los ingresos del 40% de la población más pobre de un país, partiendo de la premisa de que sin crecimiento económico sostenido, es poco probable que las personas pobres mejoren su nivel de vida. Porque el crecimiento no es suficiente por sí mismo. Una mejora en el Indicador de prosperidad compartida requiere que el crecimiento incluya a las personas menos favorecidas.
Por lo que, en las diferentes administraciones de nuestro país, desde ese año, adoptaron el enfoque de “Prosperidad Compartida” para reducir la desigualdad, aunque con nulos resultados, ejemplo de ello es que, al finalizar el sexenio de Enrique Peña Nieto, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), si bien millones de personas salieron de la pobreza extrema pero otros ingresaron a la pobreza moderada.
Con el inicio de la Cuarta Transformación, se inició lo que denominaron “política de bienestar social” que de acuerdo a la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh), correspondientes al año 2022, elaborada por el INEGI, los apoyos económicos que otorga el gobierno federal a la población, siguen dejando atrás a los hogares más pobres, registrando que hay una menor cobertura de los programas sociales actuales para prácticamente el 30 % más pobre del país.
A partir del primero de octubre, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado que hay que cuidarse de las recomendaciones de los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa, ha manifestado que el gobierno de México tendrá como eje central continuar con la construcción de una “Prosperidad Compartida”.
Claudia Sheinbaum, así lo ha decidido resaltando que “el desarrollo económico del país tiene que reflejarse en bienestar para las y los trabajadores mexicanos y no solo en los indicadores macroeconómicos de inversión”, y en este punto nadie puede estar en contra, ni los partidos de oposición, todos queremos una sociedad más igualitaria y más justa.
Decidir que la prosperidad compartida será el eje central de la política del gobierno de la primera presidenta de México es una excelente noticia cuando, entre otros datos, nos enteramos que durante el primer semestre de este año México captó 31 mil 96 millones de dólares, cifra que rompe récord en lo que se refiere a inversión extranjera y que todavía hay un 35.8% de mexicanos en pobreza laboral, si bien el CONEVAL informó que este porcentaje muestra que se redujo en 1.9%, el hecho de que este porcentaje de la población no tenga los ingresos para costear la canasta mínima de alimentos, es un tema de ocupación y preocupación para el gobierno entrante.
Plantear prosperidad compartida en un país como México, implicará impulsar políticas públicas que garanticen una mejora continua del bienestar de los pobres, que sea sostenible a través de las generaciones, lo cual se logrará no solo con los apoyos económicos que existen y los que se impulsarán, sino se requerirá que se promuevan mejores empleos, servicios públicos de calidad, educación, salud, seguridad social, mejor infraestructura, fortalecimiento del sistema fiscal, transitar a economías verdes para enfrentar el cambio climático, mayores y mejores apoyos al campo… en fin, comprende un replanteamiento de nuestro sistema político y económico actual, que den un verdadero valor al concepto de “Prosperidad Compartida”, pero sobre todo den valor a las palabras de Claudia Sheimbaum: “Antes se apoyaba a los de arriba, ahora se apoya a los de abajo”.
Rosalía Zeferino Salgado
Asesora en Comunicación Estratégica
e Imagen Pública