Por José García Sánchez
Ante la huida de Dante Delgado de la comisión patito armada para defender a supuestos presos políticos y desaparecer los poderes en Veracruz, se olvidaron de una de las causas que dieron origen a esa supuesta comisión en el Senado, que era defender a los presos que según ellos fueron detenidos injustamente por las autoridades de Veracruz.
Es decir, que Dante Delgado, para no ser el blanco de los cuestionamientos de los senadores y la población, renuncia a dicha comisión y deja solo a Ricardo Monreal quien se había olvidado del grupo desde semanas antes, dejando en el desamparo no sólo a José Manuel del Río Virgen, sino a todas aquellas supuestas víctimas de la presunta represión veracruzana.
Pero no sólo deja en el desamparo a los señalados como culpables y que Dante y Monreal aseguraban, litigando en los medios, que eran inocentes sino que, al deshacer la comisión, quedan como culpables. Mientras no se explique satisfactoriamente el distanciamiento de Montreal del grupo y la salida de Dante, quiere decir que vieron dos peligros, el primero ser responsables de violar la ley por nombrarle “Comisión” a algo que nunca lo fue, y ante la proximidad del debate para analizar este desacato Monreal y Dante, prefirieron deslindarse.
La otra razón se sustenta en la posibilidad de que se hayan dado cuenta ahora que los presos que defienden son culpables, y lejos de aplicárseles la ley “ultrajes a la autoridad” haya otros delitos que justifican su reclusión.
El hecho es que la plataforma que eligió Monreal para despegar hacia el liderazgo con miras a la candidatura hacia el puesto político más importante del país, dentro o fuera de Morena, hizo agua.
Pero la intención de Dante era desgastar al gobierno de Veracruz, para empezar a meterse él y su partido, a la entidad como la humedad, aprovechar los huecos que pudiera dejar el desgaste producido por la supuesta comisión para llenar huecos y sabotear, crear un golpe legaloide contra el gobernador Cuitláhuac y Morena.
Es decir, cada quien tenía sus protagonismos, objetivos y rencores, y a la hora de rendir cuentas con la legalidad mejor se hicieron a un lado, pero no dejan de mostrar las intenciones personales que nada tienen que ver con los aparentes nobles objetivos que le dieron origen a este grupo de golpistas.
Cada vez que algunos de los integrantes de ese grupo le llaman “comisión” del Senado, incurre en una violación al reglamento, Art. 119. Pero, además, y sobre todo, engañaban a sus representados, a quienes deben su cargo de privilegio, deberían serles leales y sinceros, no mentirles ni traicionarlos.