EL AUMENTO de 50 puntos base y no de 25, determinada ayer por la Junta de Gobierno del Banco de México, quiere decir que sus miembros ya no están muy seguros de que el aumento en precios será temporal o de corto plazo y mucho menos que en 2023 logremos un objetivo de inflación de 3%, sobre todo si este año rascaremos casi el 8%, una desviación significativa y preocupante para familias y gobierno.
Incrementar la tasa de interés de referencia de 5.00% a 5.50% significa que todo lo que importamos subirá de precio, desde tornillos hasta carne, lácteos, granos, frutas y enlatados, entre otros miles de productos.
El incremento en la tasa de interés implica que los exportadores recibirán menos pesos por lo que facturen al exterior, porque la inflación siempre desequilibra al tipo de cambio que baja al valor del peso y eleva al del dólar, que es la moneda ancla y predominante en las reservas internacionales, excepto si tienen contratos de futuros o de coberturas cambiarias.
El aumento en los réditos significa un encarecimiento del dinero, por lo que usted pagará más por un crédito personal, de nómina, por una tarjeta de crédito, una hipoteca o el financiamiento para adquirir un auto, entre otros.
Elevar las tasas de interés por parte del Banco de México también significa un incremento en el monto de la deuda externa del país y de sus jorobas (pagos inminentes y pronunciados), denominados en dólares, lo que incluye, además, todos los débitos y pasivos de instituciones respaldadas por el gobierno ante mercados de capital, como Pemex y CFE, fincados a través de colocaciones de bonos y promesas de rendimientos a tenedores de papel gubernamental.
El panorama no es halagüeño, porque para 2022 se vienen 3 o 4 aumentos más en las tasas de referencia de la Reserva Federal de EU, mismos movimientos que deberá hacer el Banco de México.
El consumidor final será quien pague los sobreprecios que ya genera la inflación. Con pandemia o no, la cuesta de enero se antoja más complicada que la de otros años.
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SEVICIA PURA es el calificativo que se le puede colgar al Congreso de la Ciudad de México que ya aprobó el dictamen para agregar en el Código Fiscal 2022, nuevos impuestos a las aplicaciones móviles de reparto de comida (+2%); a los conciertos o espectáculos que se realicen vía streaming (+8%); a las ganancias de intermediarios o servicios de hospedaje en plataformas en línea (+5%), y multas que van de los 521 a los 911 pesos a automovilistas capitalinos con vehículos emplacados en otros estados.
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VAYAN APLAUSOS y una felicitación muy efusiva para nuestra compañera y colega Martha Aída Bautista Gallangos, directora editorial de ContraRéplica, por el reconocimiento a su trayectoria periodística que le otorgó La Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas (CIDHPDA)
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Periodista (*)
Director de RedFinancieraMX
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