Adriana Moreno Cordero
Efectivamente, fue una sorpresa, porque muchos pronosticaban que el PRI estaba hecho cenizas. Sin embargo, en las elecciones del pasado fin de semana, el otrora poderoso partido se llevó “carro completo” en Coahuila, obteniendo 16 de 16 diputaciones locales, mientras que en Hidalgo, aumentó el número de municipios que gobernaba, anotándose triunfos en las principales ciudades del estado, empezando por Pachuca, que había venido siendo un bastión del PAN.
Lo que no se puede soslayar, es que estas dos entidades son gobernadas por priístas: Miguel Riquelme y Omar Fayad y nadie podría poner en duda que ambos hicieron muy bien su tarea, a grado tal, que ningún militante de Morena, como por ejemplo, su líder, Alfonso Ramírez Cuéllar, pudo hacer efectivos sus reclamos de fraude y acabaron por perderse en el vacío.
La víspera de estos comicios que resultaron totalmente inéditos por ser los primeros que se dan en el país en medio de una pandemia como la del Covid-19, no solo en los corrillos políticos, venía rodando la especie de que el partido tricolor estaba prácticamente sepultado políticamente, así que no tenía caso que participara y menos aún, sin alianza alguna.
Vale agregar que Morena tenía absoluta seguridad y se reportaba listo para ganar tanto en Coahuila como en Hidalgo y cuál sería su sorpresa, que fallaron sus pronósticos, lo que puso en una situación muy embarazosa al dirigente interino, quien no pudo encontrar una explicación que le pareciera lógica.
El problema es que Ramírez Cuéllar, al parecer, no se detuvo a observar la guerra que tienen a lo interno de ese instituto político, que sin duda, se reflejó en estos comicios locales. Lo preocupante para el partido oficial, es si este ejercicio electoral se podrá reflejar en los comicios más importantes del país, los del 2021.
Quizás, el resurgimiento del PRI, -aunque a pequeña escala-, se convierta en un factor que resulte inquietante para los de Morena, que deben resolver lo más pronto que puedan el gravísimo conflicto en que se les ha convertido el relevo de la dirigencia nacional y que eso, golpea duro; ahí está que en Hidalgo, solo logró adjudicarse 6 municipios, mientras que el tricolor obtuvo 32 de 84.
Casi nadie podía siquiera sospechar que el Revolucionario Institucional sería el partido que midiera fuerzas con Morena en ambas elecciones locales, más aún, cuando ha sido el PAN el principal instituto político que en la actual administración, se ha convertido en la cabeza de la oposición frente al partido oficial.
Lo que tampoco se puede soslayar, es que la victoria del PRI en los comicios del fin de semana, les representó una bocanada de aire fresco que les permitirá recuperarse en alguna medida y de cara ya a las elecciones del 2021.
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