Quien diga que el hombre no puede volar, es porque nunca ha visto los clavados de gran altura en el Campeonato Mundial de Natación, en Gwangju, Corea del Sur.
Apenas desde 2013 los saltos fueron
avalados por la Federación Internacional de Natación, por lo que han sido incluidos desde una plataforma de 27 metros de altura para hombres y 20 metros de altura para mujeres.
Un deporte acuático que tiene más
de aéreo que estar en el agua y que el fotógrafo puede divertirse haciendo unas composiciones irreales, o mejor dicho, logrando que hombres y mujeres comprueben que sí se puede volar.
Una modalidad como actividad extrema, que este fin de semana vimos en
el Mundial de Natación de Gwangju y será hasta el 28 de julio donde deportistas de todo el mundo, participarán con saltos de gran altura, saltos tradicionales, nado sincronizado, natación en piscina y en aguas abiertas.
¿Se imaginan lanzarse desde una
plataforma de 27 metros de altura, y alcanzar velocidades entre los 70 y 90 km/hora? Pues a esa velocidad, el fotógrafo también debe de sentir cómo la adrenalina le recorre el cuerpo entero con la cámara en la mano y las pulsaciones a todo lo que da, para que ese breve instante en el que el o la nadadora dan el giro y se preparan para caer al vacío, capturarlos enfocados en su totalidad.
Deportes como estos, pueden hacer
que las fotos parezcan repetitivas. Claro, está que la técnica y el tipo de clavados hacen la mayor parte de la imagen; sin embargo, la actitud del profesional de la lente que esté allí en la competencia, hará la diferencia. Tal es el caso de la fotógrafa Evgenia Novozhenina que logró esta hermosa postal del miembro del equipo de Estados Unidos, David Colturi en plena competencia.
El fotoperiodista deportivo sabe que
los planos generales son los principales, y los detalles son aparte. Para poder capturar la ráfaga de inicio a fin de un salto, solo se puede tener la cabeza y los ojos en una sola toma, con encuadre elegido previamente.
A lo que se le llama anticipación; es
decir, tener bien nivelados los ajustes de velocidad, y la exposición muy bien trabajada, porque será imposible estar haciendo cambios a la hora de un salto que dura segundos.
Desconozco de la técnica de saltos
y de nado, vaya, se lo básico, pero lo que sí puedo admirar es la fluidez con la que Evgenia ha logrado esta imagen.
Durante la cobertura de lo que va del
Mundial, deja claro que habilidad para componer en un deporte que la obliga a anticiparse ante juegos de brazos y piernas previamente a la postura que caracteriza a cada clavado.
Porque hay una gran diferente entre fotografiar el movimiento exacto
en donde pareciera que los clavadistas danzan, a cuando estiran por completo el cuerpo preparándose para caer al agua.
Pareciera que David huye a toda costa de no tocar las nubes, y mientras veo
la postura de su cuerpo, vuelvo a creer que el hombre sí es capaz de volar.
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