Un bombero con 14 años de experiencia en busca de reconocimiento y popularidad decidió actuar por su propia cuenta, un domingo por la noche generó un incendio en un edificio de oficinas, al ver las primeras llamaradas solicitó ayuda al 911 de manera anónima y poco después se presentó para sofocarlo. De la misma forma el presidente estadunidense, Donald Trump actúa, ha generado al paso su administración grandes divisiones entre negros y blanco, entre empresarios y trabajadores, entre republicanos y demócratas con la intensión única de levantarse como el salvador, el hombre que resuelve los grandes problemas.
La terca y necia realidad se encargó de exhibirlo sólo basta revisar los recientes acontecimientos de Kenosha en Milwaukee, escenario de la reciente erupción de las protestas raciales que desembocaron en violentos disturbios el pasado 23 de agosto, donde un agente de la policía disparó en siete ocasiones por la espalda del afroamericano, Jacob Blake, quien se encuentra hospitalizado. La actuación del policía reactivo las protestas por una igualdad racial que han recorrido Estados Unidos durante este verano a raíz de la muerte a manos policiacas de George Floyd.
Un fanático de supremacía blanca de tan sólo 17 años integrante de las milicias ciudadanas participó, pedían la participación de personas armadas para poner orden en la ciudad tras las acciones de vandalismo y saqueo. Este joven seguidor de Trump respondió al llamado, se presentó con un fusil de asalto y acabó acusado de 6 delitos, entre ellos 2 homicidios. El presidente antes de llegar a Kenosha defendió la actuación de esta persona expresando que actuó en legítima defensa.
A pesar de las objeciones de las autoridades locales, Donald Trump visitó Kenosha para llevar su mensaje de “ley y orden”, pero su negativa a condenar la violencia de sus seguidores, sumada a un contundente contraataque de su rival demócrata, siembran dudas en la estrategia de seducción del votante moderado por parte de un presidente que ante episodios violentos renuncia al papel tradicional de llamar a la unidad y a curar las heridas. Al llegar a la ciudad de 100 mil habitantes al borde del lago Michigan, visitó las ruinas de un edificio quemado durante los disturbios y se reunió con los propietarios de una tienda de muebles vandalizada. También se reunió con sheriffs locales y políticos republicanos ante quienes insistió en las críticas a sus rivales demócratas… “los temerarios políticos de extrema izquierda siguen apoyando el mensaje destructivo de que nuestra nación y nuestra policía son opresoras y racistas”.
El gobernador de Wisconsin, Tony Evers, que desplegó a la Guardia Nacional para sofocar los disturbios, dijo que la visita de Trump sólo alimentó la tensión y el divisionismo… le solicité que no viniera y nos ignoró.