Una de las grandes conclusiones después de la Convención Nacional Republicana es que Donald Trump se ha apropiado de todo. El partido republicano se ha doblegado a sus caprichos de campaña, a sus deseos por más arrebatados que éstos sean y a la Casa Blanca la utilizó como escenario para la aceptación de su candidatura presidencial sin importarle nada ni nadie.
La presidenta del Partido Republicano, Ronna McDaniel, fue utilizada como una oradora más dentro de la Convención donde trató de mostrarse como una dirigente con influencia, poder y control, algo que sólo quedó en el intento eso sí se esparció la idea de que está rumbo a una posible candidatura para 2024.
Los líderes de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, fueron utilizados como comparsa, poco pudieron mostrarse y sobre todo influir en bien de su candidato ya que espacio de operación no les permitió.
Fueron cuatro días en los que los Trump, esposa, hijos, hijas, novias y un pequeño grupo de amigos, hicieron de la Convención su centro de espectáculos, mostraron todo tipo de acciones verbales, corporales y hasta estéticas, se mantuvieron como el centro de atención. Muy poco se conoció de la plataforma del partido republicano, de sus líneas de operación a seguir y de sus ofertas para los próximos cuatro años.
Una exempleada de la Casa Blanca, Marcia Lee Kelly, quien operaba como responsable del área de Gestión y Administración fue nombrada en abril del año pasado como la directora ejecutiva de la Convención, una mujer cercana y acostumbrada a seguir instrucciones de Donald Trump y bueno el hoy candidato oficial hizo lo que quiso con el evento.
La Convención estaba originalmente programada para celebrarse en el Spectrum Center en Charlotte, Carolina del Norte, pero el 2 de junio de 2020, Trump y el Comité Nacional Republicano retiraron el evento después de que el gobierno de Carolina del Norte se negara a aceptar las condiciones del precandidato-presidente de permitir grandes multitudes sin la aplicación de las medidas sanitarias para prevenir la propagación del mortal virus, Covid 19, lo que generó entonces un cambio de sede. Se propuso Jacksonville, Florida, para el 23 de julio pero también se canceló esta segunda propuesta hasta llegar finalmente a Charlotte y Washington.
Ni que decir de la Casa Blanca, desde donde Melania Trump, los hijos y el mismo Donald Trump hablaron utilizando toda la infraestructura humana, técnica y de seguridad de la residencia presidencial para un evento de carácter partidario.
Después de esta demostración de fuerza, poder y ambición del candidato republicano sólo le queda remontar la ventaja de dos dígitos de su rival demócrata, Joe Biden.