Columnas
En la próxima ronda legislativa, los representantes federales enfrentan la trascendental tarea de examinar detalladamente la propuesta de reforma que presentará el presidente Andrés Manuel López Obrador. En el centro de esta evaluación se halla el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) y su autonomía. Esta institución, cuyas siglas resuenan como un baluarte contra la opacidad, se suma como un pilar esencial para la democracia en México.
El INAI, más que un mero ente regulador, se revela como un defensor del derecho de acceso a la información, una herramienta vital para el ejercicio de una ciudadanía informada y participativa. Su autonomía, lejos de ser una mera formalidad, es el sustento que le permite desvincularse de presiones externas y tomar decisiones fundamentadas.
La autonomía, en el contexto del INAI, se traduce en la capacidad de regirse por leyes propias, un marco legal independiente que lo aparta de las presiones políticas externas y lo sitúa fuera de la división de poderes. Este principio, crucial en su administración, garantiza la independencia entre los órganos de la administración pública, permitiendo una gestión imparcial.
El nacimiento de los órganos autónomos en la década de los años noventa respondió a la necesidad de evolucionar institucionalmente. Estos entes, respaldados por la Carta Magna, adquieren personalidad jurídica propia y se erigen como guardianes de la transparencia, esquivando interferencias administrativas y políticas.
Las reformas de 1977, 2007 y 2013 marcaron hitos importantes en la consolidación del acceso a la información como un derecho fundamental. Lo que inicialmente pudo interpretarse como una prerrogativa partidaria, evolucionó hacia un derecho humano esencial, en consonancia con los principios establecidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU.
Ante la propuesta de reforma, los legisladores no sólo deben considerar la funcionalidad del INAI en el ámbito público, sino también su papel crucial en la forja de la democracia. La autonomía del INAI no es un simple adorno constitucional; es la base sobre la cual se erige la transparencia, la rendición de cuentas, la protección de datos personales y, por ende, la salud democrática del país.
De esta forma, los legisladores deberán defender, sobre intereses partidistas y administrativos, el espíritu de esta institución. La propuesta de reforma no debería menoscabar los avances jurídicos que alinean al INAI con estándares internacionales, garantizando así un derecho humano fundamental.
La autonomía del INAI es un activo invaluable que resguarda el derecho a la información, la transparencia y la democracia en México. Sólo hay que reflexionar sobre su actual contribución ante el desaseado uso de datos personales de cientos de colegas periodistas, cuya información personal está hoy a merced de cualquier interés, político, económico, y, claro, delincuencial; ante lo que pudiera constituirse como una falta administrativa del servicio público, o, incluso, una acción delictiva; ahí justo, está la esencia del INAI.
Punto Cero
Las entidades financieras no bancarias en México enfrentarán problemas de fondeo debido al entorno de altas tasas de interés; sin embargo, esto influirá en que los inversionistas se mantengan cautos ante los incumplimientos, señaló Fitch Ratings.
Periodista | @JoseVictor_Rdz
Premio Nacional de Derechos Humanos 2017
——o0o——