Columnas
Cuando llegó al poder, Enrique Peña Nieto fue respaldado por un amplio número de gobernadores, que fueron mandatarios a la par de su mandato como gobernador del Estado de México. Algunos de ellos fueron incorporados al gabinete, y otros más desempeñaron papeles relevantes en la toma de decisiones durante su administración. El resultado fue catastrófico, para su proyecto político, pero, sobre todo, para el país.
En efecto, de esa generación, César Duarte, Javier Duarte, Roberto Sandoval, Roberto Borge, Rodrigo Medina, Andrés Granier y Mario Anguiano, han enfrentados procesos judiciales por acusaciones muy serias que van, desde vínculos con el crimen organizado, uso de recursos de procedencia ilícita, peculado y otros delitos graves.
La pregunta ahora es si las y los gobernadores que acompañan a la PresidentaSheinbaum, estarán a la altura de las circunstancias y de las urgencias del país. Por lo pronto, hay tres mandatarios sobre los que hay luces rojas: el de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, quien ha sido señalado reiteradamente por supuestos actos ilegales; el de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, quien enfrenta crisis tras crisis que se agudizaron desde el secuestro y traslado de Ismael Zambada a los EEUU; y la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, quien ha hecho un papel bastante cuestionable ante las múltiples crisis que se enfrentan en el estado de Guerrero.
De manera preocupante, no hay en el escenario nacional ningún gobernador o gobernadora de Morena que destaque por su talento, capacidad o vocación e integridad ética, que les lleve a convertirse en líderes nacionales o regionales. En este panorama, Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México lleva sin duda la delantera.
En la oposición las cosas se perciben igual. En esa medida, los ojos están puestos en Chihuahua, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, que son los estados con gobiernos panistas, tres de ellos encabezados por mujeres: Maru Campos, Tere Jiménez y Libia Dennise García; y el último, por Mauricio Kuri, y donde se enfrentan severos problemas de criminalidad, pobreza y desigualdades estructurales que no se han resuelto en décadas.
De otro lado está el anómalo caso de Nuevo León donde, desde el caso ya mencionado de Rodrigo Medina, pasando por Jaime Rodríguez Calderón, y ahora, Samuel García, han tenido mandatos, por decir poco, erráticos y con resultados cuestionables en prácticamente todas las áreas del gobierno. Mientras que, en Jalisco, donde MC mantuvo la gubernatura, con Pablo Lemus, el panorama es igualmente crítico y con una complejidad social creciente.
Sin duda alguna, uno de los grandes retos que tiene la presidenta Sheinbaum es lograr que todas las entidades contribuyan a un esfuerzo nacional compartido de cumplimiento pleno de los mandatos constitucionales, sobre todo en lo que respecta al cumplimiento de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la población.
Conducir al país hacia una nueva etapa de justicia y dignidad para todas y todos requiere de gobiernos estatales capaces, éticos y eficientes. Al parecer, hoy estamos muy lejos de esa realidad.