Todavía no asume de manera formal el cargo como secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana y ya Rosa Icela Rodríguez tiene encima dos asesinatos que han convulsionado a la opinión pública, el primero el del periodista Víctor Manuel Jiménez Campos y el de la alcaldesa de Jamapa, Veracruz, Florisel Ríos Delfín. La violencia como la impunidad siguen de la mano en nuestro país.
Cada día que pasa los mexicanos nos enfrentamos a una pesadilla de la que no podemos despertar: los asesinatos en diferentes estados de la República no paran, lo cual significa que para el crimen organizado la presencia de la Guardia Nacional no les preocupa en lo más mínimo.
Alfonso Durazo abandonó el barco dejando tras de sí, la muerte de más de 65 mil personas en tan solo dos años que lleva el actual gobierno del presidente López Obrador para irse en busca de la candidatura de Morena al gobierno de Sonora, diciendo una gran mentira: que había disminuido la violencia en México.
La única verdad es que en materia de seguridad no ha podido con el reto, en Guanajuato, el estado más violento, apenas el lunes asesinaron a sangre fría a un joven reportero que cubría la fuente policiaca, básicamente estaba dedicado a informar sobre los restos de hombres y mujeres muertos en la entidad cuando le llegó la muerte. La respuesta de la autoridad estatal fue escalofriante: “para qué trabajaba en las noches”.
Este miércoles nos enteramos que la alcaldesa perredista Florisel Ríos Delfín fue “levantada” por un comando que la asesinó despiadadamente, los motivos no están claros aun, pero se puede considerar este homicidio como un feminicidio más de entre los miles que ya se contabilizan en nuestro país.
De ser cierto lo dicho por quien fuera la alcaldesa de Jamapa en el sentido de que el gobierno de Veracruz le negó la protección que solicitó por sentirse en peligro, el gobierno federal está obligado a llegar hasta el fondo e investigar a las autoridades encargadas de procurar justicia y sancionar a quien resulte culpable.
¿Quién y por qué la asesinaron?
La estrategia gubernamental que tiene como cabeza principal a los elementos de la Defensa Nacional, de la Marina y de la extinta Policía Federal no ha dado resultados, los hechos de violencia crecen de manera exponencial sin que la Guardia Nacional tenga éxitos para presumir.
Aún no sabemos cuál será la política de planificación de Rosa Icela Rodríguez para pacificar al país, sigue en recuperación después de contagiarse de Covid-19, pero debe estar preocupada por la responsabilidad que tiene enfrente: garantizar la vida a más de 130 millones de mexicanos que vivimos con el temor de convertirnos en víctimas de la delincuencia organizada.
El presidente López Obrador debe recordar que dijo públicamente que fracasaría si no lograba erradicar la violencia que consume a México. Hasta ahora la violencia le va ganando la guerra.