Exdiputada federal, asesora de la AC Impulsa y colaboradora del STUNAM
A nivel mundial, las autoridades sanitarias se concentraron en obtener vacunas para contener la epidemia por Covid 19, pero dejaron desprotegidos a millones de niños que no han recibido su esquema completo de vacunación.
Este retroceso en la vacunación infantil que han reportado, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) –que dejó, por ejemplo, en el 2020 a 23 millones de niños sin los biológicos–, han encendido las alertas ante la posibilidad de que resurjan el sarampión, la poliomielitis, la meningitis y otras enfermedades mortales.
Y si a eso le sumamos que no se ha logrado contener por completo la pandemia por Covid 19 –ante la aparición de nuevas variantes que nos mantienen en la quinta ola, y la emergencia internacional por la viruela del mono que declaró la OMS por el incremento que se ha registrado en el número de casos–, no hay posibilidades de que las autoridades sanitarias vean lo que podría suceder si se mantiene la tendencia de dejar sin esquema completo de vacunación a la niñez.
La comunidad médica internacional ha insistido en que se autoricen recursos económicos extras para avalar el acceso equitativo a las vacunas y con ello garantizar el acceso a la salud y bienestar de millones de niñas y niños en las comunidades de todo el mundo.
De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut), al cierre de 2021, sólo uno de cada tres niños mexicanos, menores de dos años, mantenía su esquema básico de seis vacunas.
Este hecho fue calificado por los especialistas como “escandaloso”, porque dejar a los pequeños sin los biológicos, implica el riesgo de rebrotes de enfermedades que son prevenibles y de otras que se consideraba erradicadas. Y aquí no pueden esgrimir el ridículo argumento de que “yo tengo otros datos”.
El sector salud no ha expresado una postura contundente sobre estos llamados de atención, sino que por el contrario, ha minimizado los comentarios de los expertos, como lo hicieron, al inicio de la pandemia, con la exigencia de que se inoculara a las niñas, niños y adolescentes contra el Covid 19.
En declaraciones para el diario Reforma, Jaime Sepúlveda, profesor distinguido de Salud Global de la Universidad de California, habló de la incompetencia técnica de las autoridades federales. “Es una falta de anticipación para adquirir las vacunas en el mercado internacional, y eso que no están en la misma situación que la vacuna contra Covid en la que países ricos acapararon el biológico”, señaló.
Sepúlveda, incluso mencionó que la cobertura contra sarampión se halla en un 72 por ciento y con eso no se logra el efecto de inmunidad de manada o rebaño. Insistió que cuando estuvo al frente del programa nacional de vacunación, mantenían coberturas mayores al 94 por ciento y así erradicaron la poliomielitis.
De acuerdo con el Observatorio Mexicano de Vacunación, casi un 70 por ciento de la falta de cobertura, se debe a que los centros de salud no cuentan con el medicamento. Especialistas advirtieron que la drástica caída en la cobertura de vacunación infantil es un hecho vergonzoso y nunca antes visto, que implica el riesgo de brotes de enfermedades que son prevenibles y de otras más, que se consideraba ya erradicadas.
Al respecto, la doctora Fernanda Cobo –coordinadora de las Clínicas Jurídicas del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana–, asegura que con la escasez de vacunas, se violan los derechos de terceros y a los intereses de la niñez, porque existen enfermedades que afectan mayormente a los menores de edad que no están vacunados. Y aunque en México no tenemos un movimiento “antivacunas” bien organizado, conviene recordar lo que señala la Ley General de Salud, en el sentido de que la vacunación es una medida de seguridad sanitaria, así como su aislamiento y cuarentena, por lo que las personas son corresponsables no sólo con su salud, sino con la de terceros.
Quienes rechazan la vacunación, aún insisten en que los biológicos son un peligro que no ofrecen inmunidad duradera, son tóxicos y provocan enfermedades en vez de curarlas o prevenirlas.
Sin embargo, lo cierto es que esos argumentos han sido rebatidos por los expertos. No podemos mantenernos como simples espectadores de un drama –que si no revistiese tintes de comedia–, sería objeto de algún comentario chabacano en “Las Mañaneras”. El riesgo de no vacunar a los niños es real, existe y es mortal.