La lucha se da en las calles, marchando, coreando, pintando, rompiendo el cerco machista. Pero la verdadera lucha se da en la casa, en la familia, a veces frente a los hijos, siempre frente al abusador, violento y posible feminicida.
El domingo algunas mujeres que viven violencia salieron a marchar junto a las miles que las apoyan, ayer otras más se armaron de valor y se unieron al día sin mujeres. Ellas lograron marcar el inicio de un cambio, pero muchas más fueron reprimidas en el anonimato de su hogar.
Esa lucha anónima y desigual es la que va a marcar la diferencia. A todos y todas nos toca apoyar desde nuestra trinchera, estar alertas y pendientes de cualquier mujer que nos necesite.
Vimos más de 100 mil mujeres marchando, pero nadie sabe cuántas mujeres no estuvieron ahí porque no las dejaron, la violencia se impuso y en la impunidad el violento volvió a ganar. Como sea, la lucha ya empezó.
Como a finales de los 80 y principios de los 90, se vive un ambiente de resistencia ante el poder del opresor. Hoy las mujeres son las que resisten y no pararán hasta ocupar el lugar en la historia que por derecho les corresponde.
No están solas, tienen muchos hombres de aliados, padres, hermanos, hijos y amigos que son compañeros de vida, pero también de lucha.
El gobierno debe convertirse en el mejor y más fuerte aliado de las mujeres. El presidente Andrés Manuel López Obrador, como jefe del Estado, debió haber hecho suyo este movimiento, encabezarlo, no para lucrar con el movimiento como lo han hecho varios conservadores panistas y de ultra derecha, sino para usar todo el poder del Estado para erradicar este problema que está matando mujeres impunemente.
No supo leer el movimiento, genuino y espontáneo, solo vio a los arribistas y oportunistas, subestimó a las mujeres que supieron identificarlos e hicieron oídos sordos a sus llamados.
Muy tarde Morena quiso subirse a la ola para retomar esta bandera histórica de la izquierda. Improvisaron una edición especial de su publicación Regeneración convocando a “la marcha del 8 de marzo y al paro del 9 de marzo”.
Organizaron un operativo de distribución masiva en diferentes puntos de la CDMX, tarde, el mismo domingo al mediodía. Pero a pesar de su tardía reacción, si verdaderamente están de acuerdo con lo que ahí escribieron, la lucha feminista podrá ver verdaderos avances. Coincido con el título de su editorial La 4T será feminista o no será.
Ahora, como todo movimiento social, la lucha feminista tiene dos caminos, mantenerse como movimiento, fresco, innovador, inclusivo, combativo, hasta lograr incidir en las decisiones de gobierno en sus diferentes niveles y alcanzar notables mejorías en cuanto a su posición en la sociedad y la familia, para que una vez alcanzado este objetivo, se diluya dejando para siempre su legado.
O también, pueden alcanzar esos mismos logros pero en el camino irse institucionalizando, ya sea a través de los partidos políticos o como sociedad civil organizada, mejor conocida como ONG, fundaciones y asociaciones civiles.
El Presidente coincide más con la primera opción, recordemos su animadversión hacia las organizaciones, derivado de los malos manejos y abusos de algunas, pero que afectan a todas.
De cualquier modo, sea cual sea el camino que elijan, ellas ganan. Ya ganaron. Y algún día no muy lejano, los feminicidas ya no estarán ahí.