La Jornada Nacional de Sana Distancia es un lujo para las personas que viven en hacinamiento. Sabemos que en las cárceles mexicanas es el pan de cada día. Los presos y presas han tenido que lidiar con esto, mucho antes de que el coronavirus llegara a México. El problema es que las prisiones han sido un foco de infección alrededor el mundo y la plataforma perfecta para la propagación del virus.
Según un mapa penitenciario creado por Asistencia Legal para por los Derechos Humanos A.C., a partir de los datos del monitoreo realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, hasta el momento se han presentado 126 contagios por Covid-19, 16 defunciones y 6 incidentes de violencia relacionados al virus en las cárceles del país y aunque se han realizado 2 mil 431 liberaciones como lo establece la Ley Nacional de Ejecución Penal, aún están pendientes más de 200 mil liberaciones.
Los motines en su mayoría son por que la visita no está autorizada para entrar o por traslados involuntarios, pero todos relacionados al tema de la pandemia.
Según la organización, lo urgente es detener la propagación y hacer valer la ley, ya que todos sabemos que las condiciones dentro de un penal, no son propensas para seguir al pie de la letra las instrucciones gubernamentales sobre la distancia requerida entre una persona y otra. No hacerlo, pone en riesgo a cientos de miles de presos, a custodios y personal médico que labora en los recintos penitenciarios.
El derecho a la salud no se pierde al cometer un delito. Necesitamos tener esto presente para que antes de que salte el juicio, podamos entender que un país que funciona ve por todos los que lo integran, independientemente si éstos cometieron un delito o no.
Debemos urgir a las autoridades para que la ley se cumpla y se le dé prioridad a la liberación para disminuir los niveles de sobrepoblación y aglomeración que hay en las prisiones. Sin contar los casos que se encuentran en la lista negra. Es decir, el subregistro de casos dentro de las prisiones es igual de posible como fuera de ellas, ya que hay presos y sus familiares que no son atendidos en lo absoluto.
Da la impresión que en este país, aún no tenemos muy claro que todos somos objeto de la procuración de los Derechos Humanos. Pareciera que hay cosas “más urgentes”. Lo cierto es que sabremos que hemos avanzado solamente cuando el Estado pueda garantizar el bienestar de todos y todas, estemos en pandemia o no.
¿Y las 200 mil liberaciones para cuándo?