El racismo es el odio, rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o su lengua, que le impide el goce de sus derechos humanos. Es originado por un sentimiento irracional de superioridad de una persona sobre otra.
El racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas frecuentes en todas las sociedades. Pero todos y cada uno de nosotros jugamos a diario un papel ya sea contribuyendo o rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes.
En lo anterior todos estamos de acuerdo y esa lucha ha podido generar mejores condiciones de convivencia social y en algunos países como Sudáfrica dio origen a nuevos gobiernos y mejores sociedades.
Sin embargo, esta actitud se ha traslado a un nuevo modelo de defensa de las minorías que en algunos casos en un afán de ser políticamente correctos se cae en atropellos a elementos de identidad.
Nos referimos a dos casos en particular, el equipo profesional de Futbol Americano de Washington y el de Beisbol de Cleveland.
El equipo de Futbol se fundó en 1932 teniendo como sede Boston y después a Washington y reconocidos con el nombre de Bravos de Boston; Boston Redskins; 1933-1936; Washington Redskins; 1937-2019; 2020 Washington Football Team; 2020 hasta ahora y esto por una campaña mediática en la cual se insinuaba que el apelativo de Piel Roja, degradante y racista para los pueblos originarios de Norteamérica.
Lo mismo sucede ahora con Cleveland fundado en 1894 y que en 1915 toman el nombre de indios, que ahora tendrá que cambiar para la siguiente temporada por las mismas razones. En la siguiente temporada serán los Guardianes.
Ambos equipos han guardado ya a sus viejos logotipos que incluían representaciones de hombres de los pueblos originales de Norteamérica.
Imagínense que con esa lógica tropicalizándola en México deberán de desaparecer los logos y nombres de los equipos de beisbol Yaquis de Obregón, Mayos de Navojoa, Sultanes de Monterrey, Mariachis de Guadalajara, Bravos de León, Olmecas de Tabasco, Piratas de Campeche o tal vez hasta los Diablos Rojos del México.
La gran pregunta es si esos elementos tipográficos eran muestras de racismo o simples formas de identidad en sus respectivos estados.
La respuesta desde mi punto de vista es que no, simplemente son formas de identidad que responden a elementos culturales que lejos de demostrar elementos racistas nos acercan a los elementos de identificación y cultura nacionales.
De seguir esa lógica de ser políticamente correctos, los Huacaleros en Tapachula, los Mayas en Yucatán y Quintana Roo o los chilangos de la CDMX tendrán que ser olvidados para dar entrada a nuevas formas de identidad que no lo serán tanto.
Polémico en nuestros tiempos el tema, donde se exige igualdad, justicia, paridad y no división, pero cuando hasta desde el poder pareciera lo inculcan en nuestro país.
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