Columnas
Luego de un receso forzado por intervención quirúrgica de emergencia, retomo mis colaboraciones en este gran medio de comunicación, ContraRéplica, periódico nacional que me acogió desde su primer número, en octubre de 2018.
Con frecuencia, el gasto público que nuestro sistema electoral demanda ha sido visto con recelo. En efecto, si bien los requerimientos financieros de las elecciones modernas se dirigen a solventar nuestras ansiedades democráticas y los extremos de una normativa densa y barroca, generan toda suerte de crispaciones a lo largo y ancho de las élites políticas.
En este entorno, las soluciones tecnológicas digitales pueden ofrecernos herramientas útiles, pero solo si garantizan integridad electoral y más soluciones y ahorros que dificultades.
Para ello, conviene asomarse al informe Protegiendo la Integridad Electoral en la Era Digital, de la Comisión de Democracia y Elecciones de la Fundación Kofi Annan, creada y dirigida por el Exsecretario General de la ONU. Fue publicado en coordinación con la Universidad de Stanford y lo considero fundamental para entender mejor y atender con mayor eficacia los retos y principios de la integridad electoral frente a las ventajas y amenazas que presentan las tecnologías de la información y la comunicación.
Conviene recordar que como lo he referido en entregas previas, la fundación fue la primera en proponer, en un estudio publicado en 2013 en coordinación con International IDEA, los contornos conceptuales y los componentes pragmáticos básicos de esta innovadora disciplina del estudio de las elecciones y de los valores que éstas deben encarnar y garantizar en la actualidad: la integridad electoral.
El texto se articula alrededor de dos objetivos principales, que son identificar y encuadrar los retos para la integridad electoral provenientes de la diseminación de las tecnologías digitales y de las redes sociales y desarrollar políticas públicas que enfrentaran esos retos y subrayaran las oportunidades que la innovación tecnológica ofrece para robustecer la integridad electoral y la participación democrática.
El reporte es producto de un año entero de estudios y análisis, orientados por 5 preguntas relevantes: ¿Qué elementos fundamentales de las tecnologías digitales tendrán un impacto único (positivo o negativo) en la democracia y los procesos electorales? ¿Qué potencial tienen las tecnologías digitales para fortalecer o debilitar la integridad del entorno electoral? ¿Cómo lograr que el uso de la tecnología en las elecciones sea transparente y garantice rendición de cuentas? ¿Qué oportunidades e incentivos ofrecen a los electores jóvenes para involucrarlos en los procesos democráticos? ¿Qué papel e impacto tiene el financiamiento político en el despliegue y uso de las estrategias e instrumentos electorales de basamento digital?
Quizá el corazón del diseño y hallazgos del reporte, que desarrollaré posteriormente, residen en la frase de Annan al crear la Comisión referida, unos meses antes de morir: “La tecnología no está inmóvil; la democracia tampoco debería estarlo.”
@ElConsultor2