Pensar diferente es esencial en cualquier sistema democrático, pero si un grupo quiere imponer su visión por considerar que tiene el monopolio de la representatitividad social, tarde que temprano se derrumbará.
Hoy se celebra el Día Internacional del Estudiante por el asalto nazi a diversas universidades checas en 1939, que derivó en el cierre de sus universidades, asesinato de sus líderes y remisión a campos de concentración de otros más; básicamente por no sujetarse a los designios de dicha tiranía.
En México, la libertad de cátedra es una pieza esencial de las universidades. Ya sean públicas o privadas, laicas o religiosas, en ese abanico de oferta educativa se genera el conocimiento en nuestro país que fortalece al país plural y diverso que somos. Y dentro de ese mosaico, siempre deben preservarse los espacios para la verdad y la duda. La verdad, construida a través del método científico, nos ha permitido dejar las cavernas para viajar por cielo, mar y tierra, construir satélites, haber pisado la luna y explorar mas allá de nuestro sistema solar. Y dudar nos permite mejorarnos, para conocer más y mejor las leyes de la física, química, biología y matemáticas, que son como son, y que conocer cómo funcionan para mejor aprovecharlas, nos permiten la vida como hoy la conocemos.
Y respecto a la opinión, todos podemos tener la propia, sobre algo o alguien, pero verdad no; porque la verdad no se somete democráticamente en una elección ni al carisma de un grupo o una persona, cualquiera que sea su naturaleza, o el poder o influencia que ésta puede ejercer, en algún lugar y momento determinado. Por ejemplo, hoy día millones de personas afirman que la tierra es plana, pero ya un sabio que vivió hace más de dos mil años en lo que hoy es Egipto, Erastótenes de Cirene, pudo calcular la circunferecia de la Tierra y comprobar su redondez, sin más herramientas que el cálculo de las sombras sobre distintas edificaciones en distintas ciudades. El conocimiento astronómico, basado en las matemáticas, que tuvieron los mayas y teotihuacanos nos permiten maravillarnos hoy con la precisión de sombras que proyectan sus pirámides en los solsticios o equinoccios. Y ese conocimiento no se obtuvo democráticamente, sino a través de observar cuidadosamente a la naturaleza y entender las leyes de la física. Buenos estudiantes.
Ser estudiante no es sólo estar matriculado en una escuela, es construir una actitud ante la vida de conocer siempre cosas nuevas, de aprender a adaptarnos al entorno, de no dejarse manipular ni cooptar nuestra libertad por una dádiva o un favor; porque la libertad de pensamiento y curiosidad por conocer más nos ha permitido cambiar nuestra realidad.
No olvidemos que la resignación es un instrumento de manipulación desde el poder de los “auténticos representantes”, que construyen una narrativa ficticia de “lo inevitable”, pero lo único inevitable en nuestras vidas es morir. Todo lo demás está por escribirse. ¡Felicidades, estudiantes!