Columnas
El color violeta pinta calles y avenidas de las ciudades más importantes del mundo, aunque en muchos sitios el feminismo no ha tocado aún a la puerta. El 8M mujeres unidas por un mismo grito, un grito desesperado y cargado de digna rabia nos hacemos escuchar. Rabia por todas esas oportunidades que se nos han negado, como la oportunidad de vivir una vida libre de violencia o de elegir la maternidad sin tener que renunciar al éxito profesional.
¡Ni una más, ni una asesinada más! ¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos! ¡Mi cuerpo es mío! ¡Las niñas no se tocan!, son algunas de las consignas que mujeres, niñas y adolescentes pintan en letreros y gritan entre la multitud sorora, como un acto de exigenciapara que la justicia social nos llegue a todas por igual. Este año yo marcho para que notengamos que elegir entre ser madres o ser exitosas, mi cartel dirá: ¡Tengo derecho a ser madre y ser exitosa!
Durante el 8M “Día Internacional de la Mujer”, las mujeres que luchamos por defender nuestros derechos salimos a las calles para hacer visibles todas las formas de violencia que atraviesan nuestras vidas; desde las más extremas, como los altos índices de feminicidio en medio de impunidad; o las más sutiles, de esas de las que casi nadie habla porque al sistema de sociedad actual le conviene tener a muchas personas aliadas del machismo, obligando a las mujeres a cumplir dobles o triples jornadas en un mismo día: la de ama de casa, madre y profesionista económicamente activa.
Las mujeres que luchamos por nuestros derechos hemos ganado independencia económica, empoderamiento y apoderamiento de nuestras vidas, nuestras acciones y elecciones. Pero¿qué pasa cuando una mujer libre, independiente y económicamente autogestiva elije también ejercer su derecho a la maternidad?
Dadas las condiciones socio culturales y económicas actuales, cuando eso pasa, las mujeres que elegimos la maternidad muchas veces nos tenemos que enfrentar al sacrificio del desarrollo económico y profesional para garantizar el bienestar de nuestras hijas e hijos, pues cumplir con una jornada laboral completa implica el descuido de las tareas de crianza. Y niñas, niños y adolescentes tienen derecho a crecer en un ambiente que favorezca su bienestar. Hemos romantizado ideas como: ¡Nada como los brazos de mamá para crecer seguro, segura y feliz!
Socialmente las tareas de crianza y del hogar siguen siendo percibidas como una tarea cuya responsabilidad recae mayoritariamente en las mujeres madres o de otras mujeres de la familia, como tías, abuelas o hermanas mayores, favoreciendo condiciones de desigualdad para nosotras.
Este 8M las mujeres hacemos valer nuestro derecho a la libre manifestación para exigir mayores condiciones de igualdad en todos los ámbitos, para que las niñas, adolescentes o mujeres jóvenes de hoy no se tengan que enfrentan al sacrificio de un proyecto exitoso de vida a cambio de elegir la maternidad.
Urge la implementación de un sistema integral de cuidados con políticas públicas que acompañen en las tareas de cuidados y asistencia de otras personas que promueva la corresponsabilidad entre mujeres, hombres, instituciones mercantiles y el Estado.