“Resbalosa, contradictoria, en pleito eterno consigo misma, la democracia es, como todo lo que está vivo, indefinible” así reza la afirmación de Herzog-Márquez en relación con la democracia en su texto intitulado “La casa de la contradicción”; sin duda, una afirmación polémica, pero hoy por hoy, es el régimen de gobierno que eleva la voz de los sin voz y que encarna todas las posibilidades de un mejor por venir.
En esta lógica de las contradicciones, es imposible sostener una democracia en un país que viene arrastrando sexenios de inequidad. La gran cantidad de pobres, y el alto número de jóvenes que en nuestro país no tienen oportunidades de estudio ni de trabajo, obliga a no seguir siendo testigos silentes de la cancelación unilateral de programas sociales de apoyo para grupos vulnerables.
Esto nos permite redimensionar la importancia de los Programas Sociales y los destinados a Desastres Naturales (que por cierto, dicho fondo no existe), ejes de política nacional que deben ser de Estado, no de un gobierno, y mucho menos que germinen o desaparezcan por razones de índole electoral o voluntad o capricho de un gobernante.
En el país, y en especial en las entidades menos prósperas, la experiencia que resulta de la cancelación de programas sociales y el uso discrecional de los recursos para emergencias y desastres, nos debe motivar a blindar y evitar que en el futuro esto vuelva a suceder; por tal motivo, es de suma importancia que se discutan las políticas públicas a cargo de los tres órdenes de gobierno, en torno a seis temas prioritarios:
1. La asignación de recursos federales, (criterio de distribución).
2. El acceso a información homogénea y oportuna, (criterio de rendición de cuentas y transparencia).
3. El grado de participación de los diferentes órdenes de gobierno, (criterio de responsabilidad gubernamental).
4. La dignificación de los beneficiarios de los programas, la erradicación del clientelismo y de la utilización electoral (criterio de humanización).
5. El fortalecimiento de la participación ciudadana (criterio de corresponsabilidad).
6. El grado de institucionalidad, perdurabilidad y garantía de no modificación arbitraria de programas sociales por los gobernantes en turno (criterio de gobernanza).
Haciendo énfasis en el sexto punto, conviene exigir la despolitización de los programas sociales con el propósito de que estos no sean utilizados con fines electorales; de igual forma se debe pugnar en favor de la creación de un Consejo de Política Social integrado por instituciones académicas, organizaciones no gubernamentales, especialistas y colegios de profesionistas.
De igual forma, cualquier administración preocupada por los graves problemas que en materia de pobreza enfrenta nuestro país debe proponerse la meta de redestinar más recursos para el combate a la pobreza, aportando, por cada peso recibido de la federación, dos más y gestionando otro más de fuentes municipales, privadas o sociales.
Los grandes rezagos sociales no pueden esperar más. Se requieren soluciones inmediatas y de fondo: no paliativos o promesas vacías que desde hace años se vienen escuchando, hoy se invierte más recurso en programas sociales, pero la brecha de desigualdad sigue abriéndose cada vez más a una velocidad vertiginosa.
Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Coordinador del Doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de la Ciénega - UDG. Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara, co expertis y posgrados en estudios políticos y gobierno, filosofía política y educación @magdielgmg @Integridad_A