Acuerdo 1.2, menos ingresos y más gasto; pero ¡todo bien!

Sin necesidad de ser exhibidos por los Guacamayos, los datos están a la vista y para algunos, por lo menos esta semana, resultaron incómodos y hasta penosos. Sí se acordó y se anunció un nuevo pacto contra la inflación, o por lo menos una segunda versión, con solo unos pocos invitados y excluyendo a una gran parte de las firmas que componen las industrias que llenan la canasta básica que tanto se pretende proteger.

La industria de alimentos procesados, la de los derivados de la leche, los cárnicos y aves, los grandes productores de frutas y verduras, dónde están, ¿por qué no fueron convocados para firmar el renovado PACIC?, ¿sentirán que les hicieron el feo o que no los necesitan?, plofff.

Puntualmente solo fueron convocados Antonio Suárez Gutiérrez (Tuny); Leovi Carranza Beltrán (Grupo Pinsa-Dolores); Juan Antonio González Moreno (Grupo Gruma-Maseca); Altagracia Gómez Sierra (Grupo Minsa); Daniel Salazar Ferrer (Bachoco); Isidro Ávila Lupercio (San Juan); Jesús Vizcarra Calderón (Sukarne); Arnulfo Ortiz (Grupo Gusi); José Zaga Mizrahi (Opormex); Eugenio Caballero Sada (Sigma Alimentos); Alfonso Celis (Socorro), y Alfonso Rosales Wybo (Verde Valle).

¿Y dónde están los líderes gremiales, de sector? Entre menos unidos y más individualidades mejor. Bueno igual entre los distribuidores que surten a todo el país, solo se contó con Guilherme Loureiro y Javier Treviño de Walmart; Ricardo Martín Bringas de Soriana, y Antonio Chedraui Obeso de Chedraui.

Pero vayamos por partes, ya que estamos aprendiendo a dividir. Este nuevo acuerdo parte de la base del fracaso del primero, pues la inflación sigue en aumento (quede claro que es también problema global) y por ende, como política monetaria y de contención el costo del dinero se eleva, la tasa de interés, responsabilidad de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México, también se eleva a niveles preocupantes.

Los datos más recientes revelan que al cierre de agosto, los ingresos del Gobierno federal disminuyeron 1.3 por ciento en su comparación anual. Los petroleros avanzaron 18.3 por ciento y los tributarios cayeron 10.9 por ciento, según el reporte de Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda.

En el detalle, los ingresos por ISR subieron 10.4 por ciento, con el IVA en -5.1 por ciento. El IEPS implicó una erogación de 11.5 mil millones ante el subsidio adicional a los combustibles, y el gasto aumentó 1 por ciento.

El rubro programable bajó 1 por ciento, con -3.9 por ciento en los ramos autónomos y -17.2 por ciento en los ramos administrativos, y en el no programable, las participaciones cayeron 1.6 por ciento. Y ¡PUM! el costo financiero aumentó 38 por ciento. Así que vamos bien pero no.

Según lo dicho por el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, el esfuerzo busca reducir 8 por ciento el precio máximo promedio de la canasta básica (24 productos); para lo cual el Gobierno mantendrá su política de contención al precio de los combustibles y la electricidad.

Y bueno, sin importar la competitividad, o cuál producto es mejor o peor para los mexicanos se estableció que fortalecerán “la producción nacional de aquellos granos en los que somos deficitarios, y cancelará temporalmente la exportación de maíz blanco, frijol, sardina y chatarra de aluminio y acero utilizado en los envases de alimentos”.

Y el agradecimiento. El Gobierno Federal otorgará a las empresas firmantes una Licencia Única Universal que las exime de todo trámite o permiso para las actividades de importación y distribución de alimentos e insumos para su envase, incluyendo los del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad (Senasica) y de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), así como del impuesto general de importación.

Y su pilón. Se suspenderá la revisión de toda regulación que se considere impide o encarece la importación e internación de alimentos y su movilidad dentro del país, lo cual incluye aranceles, barreras al comercio exterior no arancelarias y otros requisitos para su ingreso y circulación nacional.

¡Entre amigos me viera!

REMANENTES

Éntrale, iniciativa impulsada por el Consejo Mexicano de Negocios, presidido por Antonio del Valle Perochena, impulsa la transformación de las empresas en México para que cuenten con modelos 100% incluyentes, lo cual llevan a cabo mediante el diagnóstico de sus procesos, la capacitación y el acompañamiento para la implementación y fortalecimiento de los proyectos de inclusión.

En este sentido, le platico que, como parte de los resultados alcanzados por esta iniciativa, tan solo durante el último año, las empresas que se han sumado a Éntrale contrataron a más de 8,400 personas que padecen algún tipo de discapacidad, más de 7 mil colaboradores fueron capacitados y más de 130 empresas se integraron como parte del Índice de Inclusión Laboral de personas con discapacidad 2022.

Como parte de esto, durante el último año y gracias a los logros alcanzados en materia de inclusión, tres empresas, todas ellas mexicanas fueron destacadas y reconocidas por dicha iniciativa: Keken de Grupo Kuo de Alejandro de la Barreda, Fibra Uno de André - El Mann y Grupo Bal de Alejandro Baillères. Para que dimensione la importancia de la inclusión laboral, en México hay alrededor de 6 millones de personas con discapacidad, lo que representa al 4.9% de la población del país y de éstas, solamente el 35.5% es económicamente activa.