África es el futuro... ¿De quién?

África, tratada frecuentemente en el discurso como una región, más que como un grupo de países con características diferentes, ha ganado espacios en las narrativas sobre la re-configuración geopolítica de las próximas décadas como la región del futuro. La rápida modernización y urbanización que países como Sudáfrica han experimentado en los últimos años, los recursos humanos jóvenes que forman parte de un mercado de mil millones de personas, aunado a los recursos naturales al norte del continente, han convertido a éste en un foco de atención.

Aunque aún es común referirse a África de manera general, antes que a cada uno de los países que la conforman de manera particular, los esfuerzos por involucrarse con los diferentes Estados del continente se hacen cada vez más evidentes a través de prácticas diplomáticas y comerciales.

Por el lado diplomático, el número creciente de misiones que países del mundo han enviado a África demuestran el interés general en la región y dejan entrever intereses específicos que atienden a otras razones políticas o económicas. En Europa, Turquía pasó de tener 12 embajadas en países africanos a 39 para 2019 según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores turco. El Reino Unido cuenta con más de 15 misiones, mientras que Francia tiene representación en 49 países del África subsahariana de acuerdo con los sitios oficiales de relaciones exteriores de ambas naciones. Por su parte, Estados Unidos tiene 43 misiones mientras China tiene presencia diplomática en 53 países del continente.

Destaca de entre estos casos la pugna entre Estados Unidos y China por expandir sus respectivas esferas de influencia en el continente. Históricamente, Estados Unidos se encuentra entre los países que mayores recursos han llevado a África a través de programas asistencia, tan sólo en el año fiscal 2018, USAID y el Departamento de Estado de EE. UU. proporcionaron 8,500 millones de dólares en asistencia a 47 países y 8 programas regionales en África subsahariana, según datos del gobierno norteamericano. Sin embargo, académicos estadounidenses como W. Gyude Moore señalan que en los círculos políticos estadounidenses se percibe cierto resentimiento con algunos países africanos con respecto a la popularidad que está ganando China en el continente.

Sucede pues, que China también ha hecho grandes inversiones en el área, entre 2005 y 2018 las inversiones y contratos chinos en África subsahariana lograron sumar la cantidad de 299 mil millones de dólares según el China Investment Global Tracker, cantidad que incluye préstamos adquiridos por algunas naciones del continente. Estas inversiones han suscitado respuestas de otros países, principalmente de Estados Unidos, catalogando estas inversiones como “trampas de deuda”.

Pero pese al discurso que genere Estados Unidos sobre el interés de China en África y viceversa, lo cierto es que mientras que las inversiones estadounidenses han estado enfocadas en la ayuda humanitaria, buscando genuinamente y bienintencionadamente la reproducción de valores occidentales en la región, las inversiones de China se han centrado en infraestructura y elementos tangibles que se traducen en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de diferentes países africanos. Estadios, trenes, carreteras, e infraestructura en logística son algunos de los sectores en los que el capital chino ha sido invertido impactando favorablemente a algunos sectores de las sociedades africanas y movilizando su economía.

Por otra parte, si bien el poder blando de Estados Unidos ha tenido impacto en el imaginario africano, el gigante asiático no se ha quedado atrás en los esfuerzos de este estilo. China actualmente ofrece oportunidades de educación sin igual a estudiantes provenientes de países africanos. Becas del 100% son otorgadas a alumnos africanos para estudiar en las escuelas top del país. En la universidad número uno de China, la Universidad de Pekín, un 70 % de los alumnos internacionales registrados en la Facultad de Gobierno provienen de países africanos.

Estamos ante un desorden mundial como lo llama Bo Bo Lo, y en América Latina, particularmente en México, tenemos que darnos cuenta de ello. Por lo pronto, les dejo el dato de que México tiene Embajadas en sólo 7 países de África.