Columnas
@onelortiz
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El Centro Histórico de la Ciudad de México, joya cultural y arquitectónica del país, se encuentra actualmente asfixiado por el ambulantaje. Este fenómeno, exacerbado durante las fiestas navideñas, parece estar fuera de control, sin que las autoridades de la Alcaldía Cuauhtémoc o del gobierno capitalino actúen para frenar esta ocupación desordenada del espacio público.
Un recorrido por el Palacio de Bellas Artes o las calles que conducen al Zócalo es suficiente para atestiguar el caos. Vendedores ambulantes ocupan cada rincón, dificultando el tránsito peatonal y vehicular, afectando la experiencia de los turistas y desplazando a los comercios establecidos, que enfrentan competencia desleal. Aunque en estas fechas el comercio informal suele incrementarse, este año la situación parece haber llegado a un punto crítico.
La alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien asumió el cargo prometiendo combatir la corrupción y mejorar las condiciones de la demarcación, ha mostrado hasta ahora una preocupante inacción. Su campaña estuvo marcada por una retórica de cambio, en la que se comprometió a enfrentar los rezagos heredados de administraciones como las de Sandra Cuevas y los Monreal. Sin embargo, a pocos meses de su gestión, parece más interesada en mantener su imagen como influencer que en asumir la responsabilidad de gobernar la alcaldía más relevante de la capital.
El ambulantaje no solo representa un problema de saturación del espacio público, sino que también está vinculado a dinámicas de corrupción y clientelismo. Los permisos, la tolerancia o incluso la protección de ciertos grupos de comerciantes informales suelen estar ligados a intereses políticos o económicos, perpetuando un ciclo donde el orden urbano queda relegado.
Además, este fenómeno va de la mano de la inseguridad, otro problema que Rojo de la Vega prometió enfrentar. Las calles del Centro Histórico no solo están llenas de vendedores ambulantes, sino también de carteristas, asaltantes y redes de trata de personas que operan a plena luz del día. Ante este escenario, los servicios públicos, como la recolección de basura y el mantenimiento urbano, también parecen haber sido olvidados, contribuyendo al deterioro generalizado de la zona.
Es urgente que la alcaldía y el gobierno capitalino adopten medidas contundentes para regular el comercio informal, proteger los espacios históricos y garantizar la seguridad de ciudadanos y visitantes. De lo contrario, el Centro Histórico seguirá perdiendo su atractivo y relevancia, dejando un vacío que ninguna foto de redes sociales podrá llenar.
El tránsito en estos días se ha convertido en un caos, lo cual aumenta el estrés y por lo tanto la violencia, en los últimos días los medios de comunicación y redes sociales han dado cuenta de diversos incidentes viales que han derivado en auténticas batallas campales, así que si maneja salga con tiempo y sobre todo calma. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.