Columnas
En el último año, todos o muchos se llenan la boca hablando de inteligencia artificial (IA) cuando su desarrollo y aplicación ha estado entre nosotros desde tiempos lejanos, desde que con cálculos binarios las computadoras irrumpieron en nuestras vidas para anticipar resultados, variables y ejecutar acciones tecnológicas. Quizá lo novedoso es que ahora a la IA se le intenta poner rostro y humanizar para interactuar con las personas de manera directa. Pero ahí ha estado siempre.
Y por qué no, hay que subirse a la ola y aprovechar el golpe sobre la tierra. Como lo está haciendo el Sistema de Administración Tributario (SAT) que ha empezado a trasladar a nuestras mentes que sus alcances ya cuentan con la toda poderosa IA. Están jugando bien el juego y hay que pagar; pues el sistema recaudatorio del país debe ordenarse, sanearse y crecer por bien de todos, aunque no sea nada nuevo el uso de IA.
Es necesario que dejen de tratarnos como infantes. El SAT ha mejorado su armadura y eficacia alcanzando récords históricos de recaudación, como los 4 billones 517 mil 730 millones de pesos que logró durante 2023; recuperando el pago de grandes morosos y metiendo al redil a otros tanto pasivos (contribuyentes crediticios del fisco) gracias a los modernos sistemas tecnológicos que tienen al día la data que generamos todos en este país.
Y como hay que continuar por esa brecha el SAT presentó su Plan Maestro 2024 donde, dicen sus aplicados funcionarios, destaca la aplicación de la IA para mejorar los procesos de fiscalización y el fortalecimiento de la atención al contribuyente. Y lo dicen con palabrotas: “Mediante la implementación de modelos de analítica de grafos y machine learning (aprendizaje automático) se va a clasificar a los contribuyentes de riesgo, identificar redes complejas de elusión y evasión fiscal, así como detectar inconsistencias en Comprobantes Fiscales Digitales por Internet (CFDI) asociadas con el contrabando y empresas fachada”.
Pero que no cunda el pánico, se trata del natural desarrollo de la tecnología para alcanzar el manejo de datos en el menor tiempo y su cruce de la forma más exacta posible. Y bueno, para no olvidar o corregir la piedrita que traen en el zapato con el fracaso recaudatorio del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el plan maestro pone la mira en los sectores: automotriz, bebidas alcohólicas y cigarros, construcción, farmacéutico, hidrocarburos, logística, plataformas tecnológicas, servicios inmobiliarios, seguros y servicios financieros, y transporte.
Y sigue apuntando. “De igual forma, se va a fortalecer la fiscalización a esquemas de fideicomisos y empresas de intermediación crediticia, revisión a plataformas tecnológicas, de comercio y cobros electrónicos, así como de operaciones de comercio exterior y operativos de combate al contrabando y seguimiento al cumplimiento de obligaciones de controles volumétricos”.
Y la armadura se refuerza. Anuncian que para ampliar la cobertura de servicios, el SAT abrirá nuevas oficinas de atención en los cinco estados con mayor demanda, las cuales se sumarán a las 157 que hay en el país. De igual forma, reforzarán el programa de Oficina Móvil en las 32 entidades federativas para acercar los servicios a lugares de difícil acceso; con especial interés en “brindar atención prioritaria a migrantes, refugiados, personas de la tercera edad, pueblos originarios, mujeres embarazadas y personas con discapacidad, entre otros”. Pero cómo no, ahí está el pan.
Además, y de mano o manota que se le está echando al poder judicial por parte de esta administración: en materia jurídica se establece un incremento de la presencia ante los órganos jurisdiccionales a través de acciones de litigio en defensa del interés fiscal. “Mediante estas acciones, el SAT no solo mantiene su compromiso de mejorar la recaudación sin la necesidad de crear nuevos impuestos o incrementar los ya existentes, sino que da un paso a la modernización de la gestión tributaria en beneficio de las finanzas públicas”.
Amén. Así sea por el bien de todos los mexicanos, solo por si hay oportunidad todavía, podrían agregar de una vez por todas los mecanismos de transparencia necesarios para recaudar más pero de manera visible.