Más que un medio que permite llegar a cualquier rincón de la capital del país, el Sistema de Transporte Colectivo Metro es un emblema de la Ciudad de México y una herramienta necesaria para quienes lo utilizan. Por ello, la estrategia emprendida por la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum para el “gusano naranja”, es más que remodelarlo y mejorarlo; se trata de dignificar el traslado y reconocer a las más de 2 millones de personas usuarias que lo usan diariamente.
Remodelar la primera línea del Metro, que inicialmente fue planeada con 16 estaciones de Zaragoza a Chapultepec, y luego de 27 meses inaugurada el 4 de septiembre de 1962, implica un mensaje de la “transformación” que promete la gestión encabezada por Sheinbaum Pardo, pues con acciones como el arreglar al Metro, se muestra y compone simbólicamente el “abandono” de la capital del país, y de sus servicios.
La Línea 1, amplió en 1970 su servicio de Chapultepec a Juanacatlán, y posteriormente hasta Tacubaya, tramo que fue inaugurado el 20 de noviembre.
Dos años más tarde, se sumó Observatorio y en 1984 se agregó Pantitlán, teniendo un total de 20 estaciones en 15 años, demostrando que desde un inicio el Metro sería un transporté innovador, funcional y de constantes cambios.
Aunque el Metro es revisado y atendido de lado capitalino, ¿qué sucede en las estaciones o líneas que llegan al Estado de México? Como la Línea B rumbo a Nezahualcóyotl y Ecatepec, o la Línea A, con dirección a Los Reyes, Chalco, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán.
Según los propios usuarios, la Línea A y B son las más problemáticas y esto sería porque han sido olvidadas, ya que la mayor afluencia viene del EdoMex, por lo que el Gobierno de la CDMX no vería un beneficio para los capitalinos y el mexiquense se deslindaría por cuestión territorial.
Ambas líneas cuentan con un problema en común, se trata del drenaje. Ya sea la Calzada Ignacio Zaragoza o la Avenida Central, en tiempos de lluvia se generan serios problemas en el servicio del Metro, mismo que a veces provoca que los usuarios terminen caminando en su trayecto, sin otra alternativa de transporte.
El mejorar el servicio y hasta el trato de las personas encargadas de la taquilla es dignificar a los usuarios del Metro. No solo mejorará su traslado, impactará en cada persona, en su cotidianidad relacionada a temas sociales, de estrés, tiempo, rendimiento laboral y hasta de descanso o convivencia familiar, además de mantener un orden dentro de los andenes y pasillos al no tener la necesidad de aventarse para ocupar un lugar en el vagón y viajar incómodo, con la tranquilidad de que habrá espacios para todos en el menor tiempo posible.