El mensaje de López Obrador al inicio de su mandato, fue que no empezaría una cacería de brujas contra mandatarios o funcionarios corruptos o criminales, pero que tampoco metería las manos para ayudarlos. Y lo cumplió. Con el arresto de Salvador Cienfuegos cada vez estamos más cerca de los expresidentes.
Lo que ha sucedido en México no tiene precedentes. Primero, el gobierno de los Estados Unidos por medio de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) detiene a un exprocurador de justicia del gobierno de Calderón, Genaro García Luna, por nexos con el narcotráfico.
Y ahora, nos dan la noticia que un exsecretario de la Defensa Nacional fue detenido en un aeropuerto estadunidense, mientras intentaba ingresar con su familia. Ser secretario de Defensa es el rango más alto que se le puede otorgar a un militar. Cienfuegos tenía una carrera “impecable”, o al menos eso decían los que trabajaron con él o lo pusieron en el poder, como Enrique Peña Nieto.
“El respeto a los derechos humanos y apego a la ley seguirán siendo los preceptos que tutelen el íntegro actuar e interacción del soldado de México con la sociedad”, fue uno de sus primeros discursos como secretario. Sin embargo, en su gestión se perpetraron abusos militares que quedaron en el olvido y que no pasó a más que algunos procesados. Por ejemplo, la masacre de Tlatlaya donde 22 civiles fueron asesinados por ¿quién cree?... militares.
También, se le relacionó al tema de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Específicamente, de ocultar información valiosa o, por lo menos, de no abrir cuarteles y archivos militares para que la investigación del caso fuera agotada también por esa vía. Lo cual, por supuesto, nunca sucedió.
Y así, podríamos seguir, argumentando por qué Cienfuegos tuvo muchas cuentas pendientes en su periodo como el más alto mando militar, después del presidente de la República.
Pero llama la atención, aún más, si vemos la fotografía completa, cómo en los últimos meses han sido detenidos mandos que en otra época habría sido difícil de creer. Lo cierto es que, parece que los mandos y rangos que parecían intocables son cada vez más expuestos y cada vez más cercanos a la figura más intocable de todos los tiempos… la del presidente.
Asimismo, vemos recurrente la narrativa de la Cuarta Transformación, donde subieron a la agenda nacional la consulta ciudadana para procesar a expresidentes. Todo en conjunto parece un mensaje claro para quiénes no están con la 4T, para los que saquearon al país y para aquellos que tendrían que cuadrarse.
Veremos hasta dónde llegará el tema, pero lo más importante es que también parece que empieza a vislumbrarse que los días de impunidad terminaron.