El PRI quiere convertir la democracia en una dinastía. Dos de sus precandidatos, confesos aspirantes al a Presidencia de la República, relacionados familiarmente con ex presidentes, quieren competir en las urnas, como si no tuvieran sobra que la corrupción pisara.
Están tan conscientes de su pasado que Claudia Ruiz Massieu rara vez se pone el apellido materno: Salinas. En el otro caso, Enrique de la Madrid, prefiere designarse exsecretario de turismo, que hijo de Miguel.
Los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, uno por abrir la puerta al liberalismo hasta el grado de perder legitimidad en lo personal y soberanía en lo nacional, y, el otro que abrió las puertas al globalismo y la apertura comercial hasta dejar al estado en su mínima expresión, a grado tal de convertir a los presidentes en gerentes de empresas nación al y extranjeras. De la Madrid es el primer presidente del país que no fue ni militar ni abogado. Salinas fue el segundo de tres economistas consecutivos en la Presidencia que sometieron la economía hasta el punto de la quiebra.
Claudia a favor de la alianza para ganar, dijo: “Quiero encabeza el proyecto de los priistas que están y los que ya se fueron; de los panistas que quieren una patria honrada y generosa, de los perredistas que enarbolan las causas de la justicia y la democracia. De todos los millones que no militan en ningún partido, de la sociedad civil que exige cambio, justicia y políticos más transparentes”.
Enrique de la Madrid señala que aspira a la candidatura presidencial, pero no por el PRI sino por una coalición “debido a que no ve posibilidad alguna de triunfo para los partidos opositores si van solos en las elecciones del año entrante en el Edomex y Coahuila, así como en la presidencial”.
La historia y el sentido común, la democracia y la lógica, la dignidad y la vergüenza debieran mantener al margen a los familiares de estos dos ex presidentes de México; sin embargo, pareciera que la vuelta en U que evocó el priista Ulises Ruiz, al anunciar también su posible candidatura a la Presidencia, es una nostálgica visión del pasado más oscuro en la historia de nuestro país.
Estos personajes, incluyendo al PRI, quieren regresar al pasado, contradiciendo a la dignidad y a la memoria y traicionando a Heráclito de Efeso quien dijera: "Nadie puede bañarse dos veces en el mismo rio, dado que sus aguas...no son las mismas". Gran lección filosófica que a pesar de más de 2,500 años los priistas aún no entienden.
Vivir en el pasado hace más viejas a las personas, pero sobre todo a las ideas, a pesar de esto, la nostalgia priísta muestra que la ambición por los privilegios familiares es mayor que el ridículo.