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En secuencia con los artículos previos sobre hábitos saludables y, en particular, con el de equilibrio digital, es importante profundizar en las consecuencias físicas del uso excesivo de dispositivos electrónicos. Entre ellos, el “text neck” o “síndrome del cuello de texto” una de las afecciones más comunes de la era digital.
El uso excesivo de dispositivos electrónicos no solo afecta la vista, el sueño y la salud mental, sino que también ha provocado problemas musculoesqueléticos. El text neck surge por la inclinación prolongada de la cabeza al usar celulares, tabletas y computadoras, lo que genera una tensión excesiva en el cuello y la espalda, provocando dolores crónicos y problemas posturales que pueden derivar en complicaciones graves.
La cabeza de un adulto pesa aproximadamente entre 4.5 y 5.5 kg en posición neutral, pero al inclinarla hacia adelante a un ángulo de 15 grados, la presión sobre la columna cervical aumenta a 12 kg. A 30 grados, el peso equivale a 18 kg; a 45 grados, a 22 kg, y a 60 grados, la carga sobre la columna puede alcanzar los 27 kg. Esta sobrecarga constante afecta los músculos del cuello y la parte superior de la espalda, generando rigidez, contracturas, cefaleas tensionales e incluso alteraciones en la alineación vertebral.
El text neck no es la única afección derivada del uso excesivo de pantallas. Muchas personas experimentan síndrome del túnel carpiano, debido a la posición prolongada de las manos al teclear o sostener dispositivos. También es frecuente el hombro de smartphone, que se produce por la postura forzada de encoger los hombros mientras se usa el celular.
Las consecuencias de estos problemas posturales van más allá del dolor. La sobrecarga muscular y las malas posturas pueden afectar la respiración, reducir la oxigenación del cerebro y generar fatiga crónica.
A largo plazo, estas condiciones pueden derivar en problemas más serios, como hernias discales, pérdida de movilidad en la columna cervical y alteraciones en la estructura ósea.
Para prevenir estos problemas, es esencial adoptar hábitos posturales saludables. Se recomienda sostener el celular a la altura de los ojos para evitar inclinar la cabeza, realizar pausas activas cada 30-40 minutos para estirar los músculos del cuello y la espalda, fortalecer la musculatura cervical y dorsal con ejercicios específicos, y mantener una ergonomía adecuada en el espacio de trabajo, con sillas y pantallas que permitan una postura alineada y cómoda.
Si bien la tecnología es una herramienta invaluable, su uso sin control tiene un costo que muchas veces ignoramos hasta que aparecen las molestias. Cuidar la postura y reducir el tiempo frente a las pantallas no solo alivia el dolor, sino que también mejora la calidad de vida. En una era donde la hiperconectividad domina, ser conscientes de nuestro cuerpo es el primer paso para evitar que la tecnología nos enferme. Como bien dijo Ramón de Campoamor: “Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.”