Justo hace 23 años, un investigador del Fondo Monetario Internacional, Vitto Tanzi, publicó un estudio ya clásico sobre los efectos perniciosos de la corrupción en diversos aspectos de las economías nacionales, denominado La corrupción alrededor del mundo.
Hoy hablaré de los efectos cualitativos que determinó. Tanzi afirmaba que el flagelo mermaba los ingresos públicos y aumentaba el gasto; contribuía por lo tanto a mayores déficits fiscales, dificultándole al gobierno alcanzar una política fiscal sana; y que podía causar incrementos en la desigualdad de ingreso porque les permitía a individuos bien posicionados tomar ventaja de las actividades del gobierno, pero a costa del resto de la población.
Señaló también que había fuertes indicios de que los cambios en la distribución del ingreso que habían ocurrido en años recientes en economías otrora centralmente planeadas habían sido resultado, parcialmente, de actividades corruptas, como las privatizaciones en beneficio de la nomenclatura. El flagelo también distorsionaba los mercados y la repartición de recursos por estas razones:
1.- Reducía la habilidad del gobierno para imponer necesarios controles regulatorios e inspecciones para corregir las fallas del mercado. Cuando el gobierno no desempeñaba correctamente su papel de regulador de los bancos, los hospitales, el abasto, el transporte, los mercados financieros, etc., perdía gran parte de su razón de ser.
2.- Distorsionaba los incentivos. Como ya se mencionó, individuos privilegiados dirigían sus energías a maximizar sus rentas y beneficiarse de prácticas corruptas y no hacia actividades productivas.
3.- Actuaba como impuesto arbitrario, con altos costos para el bienestar general. Especialmente cuando la corrupción no es centralizada, su naturaleza azarosa crea cargas excesivas debido a que, al costo de negociar y pagar una dádiva, hay que adicionar el costo de buscar a la persona o grupo preciso al que había que sobornar. Además, las obligaciones contractuales “garantizadas” por el pago ilegal, frecuentemente serían incumplidas.
Así, la corrupción diluía el papel fundamental del gobierno para hacer cumplir los contratos, proteger los derechos de propiedad, etc. Cuando se podía comprar el incumplimiento de un compromiso u obligación contractual, o cuando a uno se le obstaculizaba el ejercicio de sus derechos de propiedad con motivo de la corrupción, uno de los principales papeles del gobierno quedaba desarticulado y el crecimiento podía ser afectado negativamente.
Que lesionaba también la legitimidad de la economía de mercado y quizá hasta de la democracia. De hecho, las críticas expresadas en muchos países contra la democracia y la economía de mercado, especialmente en economías en transición, eran altamente influidas por la existencia de la corrupción. Por lo tanto, la corrupción podría ralentizar e inclusive bloquear el movimiento hacia la democracia y una economía de mercado. Finalmente, muy probablemente podría incrementar la pobreza porque reducía el potencial de los pobres de obtener un ingreso. ¿Suena conocido?
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