Covid-19: el llamado al cambio

Este año tenía aires de optimismo, se esperaba que 195 países —incluido México— presentaran propuestas nuevas para cumplir con los compromisos establecidos en el Acuerdo de París de 2015; que establece las medidas de mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. En ese sentido, la pandemia generó un ajuste que ha dejado lejos como tema prioritario la agenda ambiental y los Estados se han visto en la “necesidad” de relajar sus políticas sobre el mismo.

Si bien es cierto que las medidas de confinamiento han tenido “efectos positivos” en la disminución de gases contaminantes debido a la reducción de aviones en el cielo y en el transporte terrestre, estos cambios son temporales y, según expertos, la crisis económica obligará a los países a tomar acciones que de forma acelerada recuperen el aumento de su producción y economía por medio del uso de combustibles fósiles restando importancia al impulso de las energías renovables.

Debemos tener presente que el tema ambiental no respeta fronteras ni muros, por lo que el cambio debe expandirse en todos los países. De lo contrario, generará un mayor costo a nivel mundial. Por ejemplo, el comercio ilegal de vida silvestre es el cuarto delito más cometido a nivel mundial y éste, es uno de los principales detonantes en el aumento de las enfermedades infecciosas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 75 por ciento de éstas son transmitidas de los animales a las personas. La crisis climática, solo cuenta con una vacuna: la acción y concientización de todos los sectores: público, privado y social.

Los tiempos que vivimos nos han enseñado que lo mejor que se puede hacer es invertir en ciencia e innovar en políticas públicas a favor de las condiciones ambientales. Es necesario considerar la reducción del uso de los automóviles y priorizar el transporte público —tomando las medidas sanitarias respectivas—, invertir en energías limpias, transitar a una economía verde, proteger la flora y fauna silvestre, que son indispensables para mantener los ciclos ecológicos en los ecosistemas, principalmente en los forestales, pero sobre todo modificar nuestros hábitos de producción y consumo. De lo contrario, el descuido de estos temas nos llevará a la afectación de nuestra salud y la perdida de la biodiversidad.