Se le ha dado vuelta a la página, la visita del presidente de los Estados Unidos Joe Biden y del primer ministro canadiense Justin Trudeau quedó para la historia con distintos enfoques.
En México estamos muy dados a prejuicios y juicios sumarios; sacar conclusiones antes de tiempo. Y si el prejuicio es equivocado, es una rareza que venga la disculpa, a veces ni la aclaración ni la precisión de lo que realmente ha sucedido.
Se da prácticamente en todos los ámbitos, sobre todo en espacios mediáticos donde la sentencia es inmediata, aunque no se conozcan las distintas pruebas ni la versión de las dos partes, con una basta para pronunciar el veredicto.
¿Qué no se la pasaron diciendo que el presidente de los Estados Unidos Joe Biden jamás se atrevería a ordenar que su nave aterrizara en el aeropuerto Felipe Ángeles, con el argumento de que la terminal es insegura y no se podía exponer a uno de los políticos más poderosos del mundo a correr riesgos para llegar al lugar donde pernoctaría?
¿Alguien se disculpó por el desatino de la primera apreciación? Nadie.
Se ha intentado trivializar el encuentro entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador, Biden y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. Difícilmente los visitantes desperdiciarían su tiempo, no venían de paseo.
Sería iluso dar por hecho que en el viaje de López Obrador y Biden en la famosa limusina llamada “bestia”, para empezar conversaciones, solo hablaron del clima y las calles de la Ciudad de México.
Las pláticas a ese nivel se aprovechan por los protagonistas. Ninguno de los que creen o dan por hecho que fueron superficiales, estuvo en el lugar y escuchando a los representantes de los tres países.
Muchas veces, por no decir que siempre, lo sustancial, no trasciende a los medios, porque así lo quieren los interlocutores. Preparan versión o comunicado de prensa que está muy lejos de lo que realmente acordaron los tres personajes.
Eso sí, tarde o temprano los acuerdos tendrán que reflejarse en las respectivas naciones, a la vista de todos.
Así que no es lo mejor adelantarse sin fundamento alguno.
En este mismo sentido, de lo que se prejuzga, se equivocaron aquellos que daban por hecho que el atentando contra el periodista Ciro Gómez Leyva había sido provocado desde las esferas del gobierno. Hay detenidos y los presuntos delincuentes tienen filiación distinta. El comunicador se ha mantenido al tanto de las investigaciones y sigue abierto su espacio para difundir nuevos resultados.
Lástima que solo es así cuando los periodistas agredidos son famosos. La solidaridad pareciera medirse por la fama del comunicador, dentro y fuera del gremio periodístico. Si es famoso, el asunto se atiende y se le da seguimiento. Si no es famoso y no tiene micrófonos, que se rasque con sus propias uñas.
Estas imágenes que hemos relatado confirman la debilidad de prejuicios de quienes dan por hecho lo que no les consta. Contra todos los pronósticos, el avión presidencial norteamericano aterrizó en el aeropuerto Felipe Ángeles. El encuentro de mandatarios fue sustancial.
¿Se pueden imaginar a Biden desperdiciando su tiempo? Y el atentado contra Ciro no se planeó donde aseguraron alarmistas políticos.
Por una convivencia sana y respetuosa, por un ejercicio mediático ético, hay que desprenderse de prejuicios y juicios sumarios.
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