Claudia Bolaños
¿Alguien se acuerda de la serie de medidas que indicaban que no se podría usar corbatas ni joyería en la nueva realidad?
Fue el 20 de mayo cuando la mismísima Secretaría de Economía quien publicó los llamados nuevos lineamientos para evitar el COVID-19.
En documento informaba que las empresas del país deberían de aplicar medidas sanitarias, para evitar que los empleados hicieran uso de joyería, barba, bigote y corbata.
Sin embargo, esto que nos alertaba sobre la necesidad de fortalecer nuestras medidas sanitarias y de protección para contagiarnos de Covid-19, fueron verdaderos llamados a misa.
En bancos y oficinas se ven las corbatas por doquier, al igual que la joyería en las mujeres.
Barbas, pocas, pero seguramente porque no es costumbre llevarla en México.
Y los lugares en donde más se observa la falta de atención a la medida fue en el servicio público, en las altas esferas.
Desde el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, pasando por el subsecretario Hugo López Gatell hasta todos los legisladores no han dejado de portar el artefacto considerado como uno de los que más microbios y seguramente virus recogen.
En un país donde los muertos siguen sumándose, es difícil comprender como la idiosincrasia mexicana esa del “vale gorro” no haga tomar las medidas necesarias, ni dar ejemplos a la sociedad para cuidarse y cuidar a los demás.
La semana pasada vimos a diputados empujándose en tribuna, para impedir que se extinguieran los fideicomisos. La sana distancia ausente completamente, hacía ver ridículos los cubrebocas o mascarillas que llevaban los diputados, dando mayor interés a politiquerías que a dar el mensaje que hay que cuidarse.
Un caso más llamó mi atención el pasado martes, cuando se ralizó el evento Estrategia Nacional de Lectura desde Palacio Nacional donde a ojo de “buen cubero” hubo más de cien invitados.
Según las imágenes, prevalecieron dos cosas: la falta de sana distancia, pues las sillas no daban para metro y medio de distancia entre unas y otras, y que nadie llevaba cubrebocas.
FEMINISMO MAL ENTENDIDO
Este miércoles, bajo el pretexto de la sororidad, diputadas atrajeron el tema de los casos de abuso sexual del que acusan a Porfirio Muñoz Ledo, en el marco de la contienda por la dirigencia nacional de Morena. Tenemos información que indica que algunas de las manifestantes que tomaron la sede de Morena, que participaron con el rostro cubierto, trabajan en la Cámara de Diputados, como asesoras de las mismas legisladoras que atrjeron el caso, así que muy espontáneas, algunas, no son. Por el contrario, aquí tenemos un caso de una violación a una adolescente por parte de su cuñado, y del cual la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México acaba de dar carpetazo. Si alguna legisladora quisiera acompañar el tema, con gusto les damos los datos.