Columnas
El Dr. Jaime Xavier Uvalle-Blanco, ingeniero agrónomo con maestría y doctorado en Agricultura con especialidad en Fertilidad de Suelos y Fisiología Vegetal por la Universidad de Bonn, Alemania. Investigador durante 26 años en el Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Se desempeñó como Gerente de investigación y Desarrollo de la Unidad Agrícola de la tequilera Casa Cuervo durante 16 años, donde desarrolló la tecnología de producción de agaves para tequila y mezcal.
En 2013 conocí al Dr. Uvalle cuando acompañé al Ingeniero Bioquímico Francisco Javier Álvarez Mendoza, experto en formulación de sanitizantes de origen natural, para conocer los resultados de la aplicación de su sanitizante Fraalsini. El Dr. Uvalle fue contratado por José Cuervo para resolver la crisis de mortandad que sufría la tequilera Cuervo al perder 90 de cada 100 plántulas nuevas de maguey. Las pérdidas de 9,000 MDP durante 25 años se registraron por el uso de glifosato. La visita obedecía a la búsqueda de nuevas opciones de productos de origen natural para el control de sus plagas.
El Dr. Uvalle-Blanco nos compartió esta información en una de nuestras visitas a su oficina. Este caso es la mejor muestra del daño que han tenido los suelos agrícolas no solo de México sino del planeta, por el uso de plaguicidas tóxicos. El 20 de marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud informó que la Agencia Internacional para Investigación del Cáncer (después de miles de estudios y evaluaciones de los riesgos a la salud por el uso de pesticidas) clasificó a cinco pesticidas organofosforados. El herbicida glifosato y los insecticidas malatión y diazinon fueron clasificados como probablemente carcinogénicos en humanos en el Grupo 2A y los insecticidas tetraclorvinfos y el paratión fueron clasificados como posiblemente carcinogénicos en humanos en el Grupo 2B.
Esto confirma lo que discutimos durante décadas sobre las consecuencias a la salud de los humanos y del suelo agrícola. En este orden de ideas debo decir que la propuesta en la década de los años 50´s en México por parte de las empresas norteamericanas de que con el uso de sus fertilizantes químicos y pesticidas sintéticos aumentaría la productividad agrícola parecía haber sido la correcta. A 70 años puedo afirmar con certeza que es exactamente al contrario. La pérdida de actividad biológica de los suelos obedece precisamente al uso de estas sustancias químicas.
*Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores