El 15 de enero de 1999, el Instituto Electoral del Distrito Federal – hoy IECM – abrió sus puertas a la democracia participativa y a la construcción de una ciudadanía que demandaba elegir a sus autoridades de forma directa.
Como antecedente, habrá que recordar que antes de la reforma constitucional de 1996 el entonces Distrito Federal era gobernado por un funcionario designado por el presidente de la república. Con la reforma se logró cambiar su organización política y otorgó el poder a los capitalinos de elegir mediante el voto secreto a sus gobernantes.
En esta ola democratizadora, con modificaciones a las leyes locales, con un propio Código Electoral y la designación del Consejo General, en enero de 1999 nació el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), hoy Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), como un organismo autónomo, encargado de organizar las elecciones locales de manera periódica bajo los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y equidad, además de llevar a cabo los instrumentos de participación ciudadana, como lo fue la elección de comités vecinales.
Si bien el IEDF fue la última institución democrática local en crearse, este ha sido vanguardista en la ampliación de derechos políticos, en su organización interna y en el uso de las tecnologías, derechos que se robustecieron en las leyes vigentes.
Hoy el IECM además de ser el responsable de organizar y vigilar los procesos electorales locales, tiene a su cargo el diseño e implementación de estrategias a fin de fomentar la educación cívica; es garante de los mecanismos e instrumentos de democracia directa, democracia participativa e instrumentos de control, gestión y evaluación de la función pública, de estos últimos se puede encontrar mayor información en la recién creada Plataforma Digital de Participación Ciudadana en iecm.mx/plataforma
En las últimas dos décadas la Ciudad se ha democratizado, sus habitantes gozan de derechos que en otras entidades, incluso a nivel nacional no se tienen, y esta evolución no podría entenderse sin la actuación del Instituto Electoral de la Ciudad de México.
Recordemos que las leyes sin instituciones consolidadas son letra muerta. Hoy que en la agenda legislativa se contempla una reforma electoral el debate debería centrarse en fortalecer las instituciones, no en debilitarlas y mucho menos desaparecerlas. El IECM es ejemplo de la importancia de los organismos públicos locales en nuestra democracia.