A sus 44 años, Eddy Reynoso pisa el olimpo de los maestros del boxeo, al igual que su padre “Chepo”, un histórico entrenador que ha forjado campeones desde que cerraron su carnicería; hoy tienen un “establo” de oro: Óscar Valdez, “Canelo” Álvarez, Ryan García, Frank Sánchez y Andy Ruiz, sus púgiles de alto calibre.
El más reciente monarca de su gimnasio es el sonorense Óscar Valdez, que el pasado fin de semana derrotó a Miguel “El Alacrán” Berchelt, ahora excampeón de peso superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), esto luego de haberle propinado un nocaut escalofriante en el décimo round, victoria que lo dejó con un invicto de 13 años, ya que el flamante boxeador de 30 años, no pierde un “trompo” desde los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Con lo anterior, se vio la mano de Eddy Reynoso, pues bajó las revoluciones de Valdez en lo temperamental, y las incrementó en rapidez, fuerza e inteligencia. Sin duda, se ha convertido en uno de los entrenadores más exitosos de la actualidad y aunque muchos no estén de acuerdo, él y su gran equipo están haciendo historia para el boxeo mexicano, deporte en el que nuestro país es potencia mundial.
Debido a su ojo clínico, trabajo fino y enseñanza integral hacia sus boxeadores, Reynoso, ha sido nombrado dos veces como entrenador del año, pero el camino para él, no fue nada fácil; a los ocho años comenzó a practicar boxeo, esto hasta los 16 años aproximadamente, lapso en el que compitió en diversos torneos regionales bajo el mando de Rafael Mendoza, maestro que, junto a su padre, se convirtió en el mentor que edificó su carrera desde las esquinas del ring.
Con 18 años acabó la preparatoria, hizo un curso en el CODE Jalisco y obtuvo una certificación -Sistema de Certificación del Entrenador Deportivo- que le otorgó la CONADE y entonces fue acreditado como entrenador, pero el mayor aprendizaje llegó desde su casa.
Su padre, José “Chepo” Reynoso, un día decidió bajar la cortina de aquella carnicería llamada “La Lupita”, un negocio al que le dedicó 32 años, esto para seguir su sueño como entrenador de boxeo, un temerario, pero noble gesto, que marcó la vida de “Los Reynoso”, pues desde entonces el mundo del pugilismo se convirtió en su negocio y a la fecha, exitoso.
Este tipo de sacrificios deben marcar la vida de un hijo. Alguien que ve a su padre seguir y cumplir sus sueños, en lo personal, es la mejor herencia y enseñanza que uno puede compartir; esto seguro lo tiene muy presente Eddy Reynoso, que ha hecho un trabajo formidable y con bastante humildad.
Padre e hijo han sido parte de la creación de campeones mundiales como Óscar “Chololo” Larios, Javier “Chatito” Jáuregui, José “Tecuala” Argumedo, Oswaldo “Gallito” Novoa, Víctor “Vikingo” Terrazas, y Rigoberto “Español” Álvarez; sin embargo, el que más ha destacado y acaparado los reflectores ha sido el también jalisciense Saúl “Canelo” Álvarez, a quien por cierto, “Chepo” le puso el apodo que hoy todo mundo conoce.
Eddy Reynoso es un estudioso del boxeo, amante de la lectura histórica de este deporte, que busca la perfección para trasladarla del gimnasio al ring, crea estrategias, genera valores, aprieta las tuercas a sus púgiles cuando es necesario sin importar jerarquías, apodos, ganancias y más; su trabajo será reconocido por muchos años, su disciplina ha sido clave para tener este valioso establo de campeones.