El 19 de noviembre de 1952 el presidente Miguel alemán Valdés inauguró el Aeropuerto Central que actualmente conocemos como el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AICM). Es el aeropuerto más transitado de México y de América Latina que transportó 46 millones de pasajeros en 2022. Hoy está ubicado dentro de la mancha urbana. Los impactos ambientales que el AICM que genera diariamente son gigantescos. Desde la crisis de contaminación atmosférica en el Valle de México en invierno de 1992 hasta el día de hoy.
El ruido de las aeronaves afecta la salud de decenas de miles de capitalinos que viven prácticamente al lado del AICM (daños al sistema nervioso central y enfermedades crónicas como hipertensión o afectaciones cardíacas). Pocos saben que las turbinas de las 1,200 aeronaves que aterrizan y despegan diariamente en el AICM, generan 240,000 ton/año de óxidos nitrosos (NOx). Estas emisiones tóxicas de NOx son precursores de ozono que es el contaminante por el que año con año se declaran las contingencias ambientales en la megalópolis.
Existen estimaciones de que estas emisiones equivalen al 5.0 % del total de emisiones tóxicas al ambiente en la megalópolis. Como referencia debo decir que en 28 países de la Unión Europea murieron prematuramente 72,000 seres humanos solo en el año de 2012, por la exposición a los NOx.
Nunca estuve de acuerdo en la ubicación del nuevo aeropuerto para la Ciudad de México en sus dos versiones en el ex vaso de Texcoco. El gobierno de Vicente Fox Quesada en el año 2001 no tuvo la capacidad de convencer a los ejidatarios de San Salvador Atenco al ofrecer una propuesta de expropiación de sus predios a un precio ridículamente bajo. Razón suficiente para cancelar el proyecto. En el año 2014 el gobierno de Enrique Peña Nieto seleccionó otro sitio también en el ex vaso de Texcoco en terrenos federales a 5.0 km al noreste del actual aeropuerto de la Ciudad de México. Por diversas razones no se pudo terminar en el año 2018 y con la llegada del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador se tomó la decisión de cancelarlo.
El sitio adecuado para el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, siempre fue y siempre ha sido al norte de la mancha urbana, no en Santa Lucía donde se construyó el pequeño Aeropuerto Felipe Ángeles.
*Carlos Álvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores