En las iglesias y las pequeñas parroquias. En las bodegas que sirven como centro de reuniones o en la explanada de la catedral. En esos lugares toda la gente, con los ojos llenos de lágrimas, hace oración por varios fallecidos. Oración y protesta. Otro sacerdote ha sido asesinado.
El padre que dirige la homilía tiene el cabello cano y usa gafas de armazón negro. No hace mucho fue elegido como el dirigente de la arquidiócesis de El salvador. La gente no sabe qué esperar, tal vez un sermón sacado directamente de la Biblia y algunas palabras de aliento. Sorprendentemente reciben un discurso lleno de verdades y de aliento: "¿De quién soy pastor yo? ¿de un pueblo que sufre o de un pueblo que oprime?... mi misión no es defender a los poderosos es defender a los oprimidos ". Ahí el arzobispo metropolitano Monseñor Óscar Arnulfo Romero, que durante mucho tiempo había callado, habló y la gente del pueblo dejó de sentirse sola.
Entre 1970 y 1980 la dictadura salvadoreña había tomado una fuerza descomunal, la distinción de clases era notoria, los campesinos eran utilizados como esclavos, como bestias de carga, alimentándolos con algunas tortillas y frijoles inservibles, lo cual provocaba enfermedades y miseria en la población. Un grupo de sacerdotes deciden no solamente predicar el evangelio, sino enseñarles a leer, pero sobre todo a defender sus derechos.
Rigor, consistencia y audacia, son apelativos que se le han dado a la cinematografía de Everardo González y no es para menos, su trabajo, siempre ha gozado de ojo clínico y valentía y no por nada se le ha llamado el mejor documentalista mexicano. A lo largo de su trabajo como cineasta se ha enfocado en situaciones de gente desfavorecida, siempre desde el análisis y el respeto. Este documental podemos verlo en Filmin Latino por tan solo 25 pesos.
González entiende que no puede leerse la vida de Monseñor Romero en solitario y, de hecho, muestra un matiz evolutivo de la personalidad del padre Romero. La gente que habla en el documental deja claro esto, y para sorpresa de ellos mismo, encontraron en el señor arzobispo un estandarte de todo el pueblo salvadoreño.
El cielo abierto está repleto de imágenes de archivo, toda la historia de represión salvadoreña parece estar filmada para la posteridad: discursos y homilías del padre, las fotos de su fatídico asesinato, el discurso de un niño que clama por sus padres fallecidos "siento la bala metida en el corazón compañeros".
Frases, imágenes, y sonidos llenan la pantalla y uno entiende que el santo no nace se hace. Interesante reflexión para los prelados actuales que sin miramientos cerraron las puertas de sus templos.