Columnas
En días pasados se llevó a cabo el primer debate presidencial, un debate en el que ganaron las y los ciudadanos, porque por primera vez en la historia, las preguntas las hicieron los ciudadanos en función de las problemáticas sociales que se viven día a día en diferentes partes del país. Se discutieron los problemas más apremiantes que enfrenta la sociedad ante un México que por muchos años fue gobernado con mano dura por la derecha, donde las mujeres éramos concebidas como ciudadanas de segunda, un gobierno que construyó riquezas sobre las espaldas de los menos favorecidos; salud, educación, transparencia, combate a la corrupción, no discriminación, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres fueron los temas que se discutieron en este encuentro y yo me pregunto, ¿cuál fue el resultado del primer debate presidencial?, porque observe a una candidata que sólo se limitó a realizar ataques personales con una retórica vacía y evasivas políticas dejando a las y los ciudadanos con más preguntas que respuestas. Al único candidato hombre que parecía no tener claro estar en una contienda y por último la candidata que busca ser recordada como la presidenta de la educación, de la ciencia y la cultura, presentando planes sólidos y visiones claras para el desarrollo y la prosperidad a largo plazo de nuestro país, una mujer consciente del presente y con visión de futuro, comprometida con la ciudadanía para generar bienestar, seguridad, orden y desarrollo sustentable.
Claudia Sheinbaum inspirada por el incansable espíritu de lucha de quienes habitamos este país representa un gobierno al servicio del pueblo, que tiene por objeto la garantía de los derechos humanos y la correcta administración de los recursos públicos, bajo un modelo de austeridad republicana, lejos de la frivolidad, la corrupción y libre de los privilegios de unos cuantos que por años el viejo régimen cimento como una forma de exclusión social que terminó por marginar y segmentar a la mayor parte de la población, su trabajo ha dejado de manifiesto que en cada acción permea la búsqueda de igualdad de derechos, libre de estereotipos, garante de libertades y promotora de la tan anhelada paz social.
La Cuarta Transformación, ha enarbolado el amor, protección y la búsqueda del bienestar de las y los menos favorecidos. De quienes fuimos relegados, silenciadas, y violentadas por un gobierno que limitaba los sueños y derechos de los menos favorecidos, el capítulo que se está escribiendo en la historia política de México es un cambio de paradigma, este es el tiempo de regresarle todo el poder al pueblo, es el tiempo de las mujeres y la historia que se está escribiendo no sólo impactará a generaciones futuras, marca un antes y un después en la construcción de un México más equitativo y justo.
María Rosete
#porlosqueamamos.