Columnas
Si nos remontamos aquel histórico 1998, fecha del primer triunfo de la izquierda en unas elecciones democráticas, tenemos que hacer referencia a Ricardo Monreal Ávila. Esa fuerza social, está claro, significó el hito de la lucha democrática de México. Allí se sentaron las bases del proceso de transformación que ahora estamos viviendo en la actualidad; es decir, Zacatecas, con el nombre implícito de Ricardo, son precursores de este proyecto de alternancia política que ha provocado un giro sustancial en el territorio nacional, sobre todo en los sectores más vulnerables del país. Monreal, indudablemente, es pionero en cuanto a todo lo que está revolucionando hoy en día. Para tal efecto, el apellido Monreal, por doquier, provoca un impacto positivo en la vida sociopolítica.
A nuestro juicio, y el de miles de mexicanos, Ricardo Monreal es el operador político más eficiente del país. Sus años de experiencia, sumado a los grandes aportes que ha realizado en el legislativo federal, ponen principal acento en lo que se ha convertido ahora: un fenómeno social que, partiendo de esa capacidad, tiene mucho que aportar en la construcción del segundo piso de la cuarta transformación. Eso, a medida que arrancó el ejercicio legislativo, se ha visto reflejado con el primer tramo de reformas constitucionales; algunas de ellas están pendientes del paquete de iniciativas que envió AMLO en su momento. Otras, por ejemplo, son andamiajes que, a la par, se trabajan con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Y Claudia Sheinbaum, apoyada en la habilidad de Ricardo Monreal en San Lázaro, ha dejado en buenas manos el trabajo de coordinación en absolutamente todo lo que tenga que ver con las decisiones tomadas para la aprobación de leyes y reformas constitucionales. Pasó en temas fundamentales como el proyecto del poder judicial, lo mismo que el blindaje a las determinaciones del constituyente, sin olvidar el presupuesto responsable que se avaló a finales del año 2024. Desde luego, el líder de la fracción parlamentaria de Morena ha tenido que sobreponerse al clima de tensión que la oposición ha generado. Esas dificultades, si podemos llamarlas así, se han resuelto con la sagacidad de un perfil que, como tal, sabe medir el termómetro político de cualquier coyuntura; por un lado lo hace como guía y, por otro, como una de las voces de mayor peso político en la opinión nacional, en especial cuando se trata de un tema fundamental.
Él, junto a la presidenta de México, han salido a defender la soberanía de México ante cualquier mecanismo que vulnera a la república. Sin ir más lejos, Ricardo Monreal, como lo ha hecho a lo largo de muchos años, marca la gran diferencia en el plano nacional. Son, para ser exactos, demasiadas funciones las que lleva a cabo el zacatecano. Una muestra clara, en pleno proceso de organización del arranque en materia legislativa, Monreal tiene todo bajo control y, tal y como ocurrió hace unas semanas, se podrán coronar más reformas constitucionales que vendrán a profundizar estos cambios. La propia aprobación de Claudia Sheinbaum, en sí, es el trabajo colaborativo que se ha visto reflejado en ese nivel mantenido en los primeros 100 días de trabajo que, en concreto, presumió Sheinbaum por las acciones tan visibles que han aterrizado a lo largo y ancho del país.
Y ya que hablamos del apellido Monreal, sobra decir, Saúl, Senador de la República, ya prepara los asuntos de trabajo y algunas iniciativas que, nos cuentan, serán profundas para fortalecer la agenda de la cuarta transformación. Desde luego, para el menor de los Monreal será un año crucial; por un lado, tendrá que atender el trabajo arduo de la Cámara Alta y, de paso, mantener la cima de las preferencias en la carrera por la gubernatura de Zacatecas. Él, a estas alturas, es el perfil natural para encaminarse a la coordinación de la defensa del voto, eso sí, confiado en que las reglas del juego le favorecerán, especialmente por el liderazgo que ha consagrado, sumando al cariño del pueblo. Ese desempeño del que hablamos, lo coloca en un escenario inmejorable para las elecciones intermedias del 2027. Recordemos que, hace meses, el juego sucesorio se juega en todas las canchas; los jugadores, de plano, saben que, desde ahora, la presencia territorial y activismo son determinantes.
Sabemos que, en el fondo, será una batalla álgida en la carrera por la gubernatura de todas las entidades que tendrán relevo. El proceso interno, quizá, es la mayor prueba de fuego, pues Morena, de acuerdo con las encuestas de opinión, es ampliamente favorito para ganar 16 de 17 entidades federativas. He aquí la gran diferencia que marcará Saúl Monreal con esa capacidad política que ha demostrado a lo largo de su carrera. En el Senado, por ejemplo, el legislador, deteniéndose un poco en el nivel que ha salido a flote, Saúl es, de una bancada muy nutrida, uno de los mayores protagonistas que, además de defender las iniciativas de la presidenta, sabe llevar de la mano esa sapiencia que ha ido acumulando con el paso del tiempo.
Por esa sencilla razón, muchos aspirantes, que llegado el momento de la publicación de la convocatoria levantarán la mano, se están apresurando en el posicionamiento y, de vez en cuando, se percibe el fuego amigo en el seno morenista. Aun así, todo pinta de la mejor manera posible para Saúl Monreal en la carrera por la gubernatura. Ese porvenir, lo dijimos, es muy prometedor. Algo así como el destino que está predeterminado con el prototipo perfecto del relevo generacional.