Por @RenegadoRadio
Leonard Cohen, el maestro de la palabra y la música, sigue seduciendo a jóvenes de varias generaciones y inspirando a una amplia gama de cantautores y intérpretes. Su influencia es palpable en la obra de artistas como Nick Cave, Lou Reed, Suzanne Vega, Joaquín Sabina, Kurt Cobain, Christina Rosenvinge, Jeff Buckley, Luca Prodan, Jarvis Cocker, Enrique Bunbury, Andrés Calamaro y un largo etcétera. Pero hay uno en especial que merece ser mencionado.
La anécdota es evocada con mucha gracia por Rufus Wainwright quien se hace amigo de Lorca, la hija de Leonard Cohen; que es invitado a desayunar a la casa del poeta; y que, de pronto, se topa con el mismísimo autor de “Hallelujah” y “The Future” Es temprano por la mañana, Cohen está sin afeitar, en bata y calzoncillos, dándole de comer a una mascota. Y que es un gran tipo, explica Wainwright.
Tranquilo, sonriente, reparando fritatas para todos. Cohen se interesa por el entonces aún desconocido Wainwright. Conversan un rato sobre tantas cosas y, en un momento, Cohen se excusa: “Tengo que salir. Subo a vestirme”, Wainwright permanece conversando con Lorca y, a la media hora, contempla al borde del colapso y del éxtasis como Leonard Cohen baja por las escaleras, enfundado en un impecable traje Armani, gafas de sol, sonrisa de lobo. Y, entonces, Wainwright recuerda que no pudo evitar lanzar chillidos histéricos. “¡Es Leonard Cohen! ¡Es Leonard Cohen!”, gritaba Wainwright ante un Cohen pasmado por el exabrupto de Wainwright y, ahora, de pronto, definitivamente leonardcohenizado: ese Leonard Cohen –con look de gángster judío o de playboy internacional, un velocirráptor sexual en cámara lenta, un muy macho feminista.
Es Leonard Cohen, nuestro hombre, el mismo que inauguró lo que podría definirse como folk noir, o música para suicidarse, o erotismo unplugged, el mismo con el que Janis Joplin y tuvo un romance a finales de los años sesenta en el hotel Chelsea de Nueva York y cuyo encuentro fue casual y se produjo en la canción Chelsea Hotel No. 2'
En su momento (nacido en Montreal, el 21 de septiembre de 1934), Cohen siempre usó las palabras justas y exactas hasta el día de su muerte, el 7 de noviembre de 2016. Falleció mientras dormía tras caerse durante la noche en su casa de Los Ángeles, tenía 82 años y su muerte fue "súbita, inesperada y pacífica"
Y, sí, siempre impecablemente trajeado.
Escucha los podcast de #RenegadoInternacional en www.patreon.com/elrenegado