Septiembre es un mes emblemático para los mexicanos, en el que conmemoramos no sólo el inicio del movimiento de Independencia, sino el de su consumación que dieron origen a los primeros pasos de México como Estado-Nación. Nación, que este mismo mes conserva recuerdos amargos por la pérdida de la mitad de su territorio debido a la intervención gringa, aunado al azote de desastres naturales y a la desaparición de 43 estudiantes, sucesos que siguen doliendo.
Esta noche estaremos festejando 210 años de la valentía de hombres y mujeres liderados por Miguel Hidalgo que decidieron levantarse en armas en contra de la corona española, demandando independencia, exigiendo el fin de la esclavitud y con ello alcanzar la libertad. Fue así que nace el ejército insurgente, entre indígenas y al frente personajes como José María Morelos, Ignacio Allende, Juan Aldama, Vicente Guerrero, los hermanos Galeana, Guadalupe Victoria, Mariano Matamoros, entre otros.
Sin embargo, hay una deuda histórica con las mujeres que participaron activamente en el movimiento independentista. Josefa Ortiz de Domínguez es la más glorificada y recientemente Leona Vicario, no obstante, hay nombres poco conocidos como Gertrudis Bocanegra, María Ignacia Rodríguez, Altagracia Mercado, Mariana Rodríguez del Toro, Rafaela López Aguado. Esta última madre de los hermanos López Rayón, a quien se le adjudica la frase “prefiero un hijo muerto que un traidor a la Patria”, ante el ofrecimiento de perdonar la vida de uno de sus hijos con el fin de delatar a los otros, así de grande y fiel era el compromiso de las mujeres con la causa, y como tal debe ser reconocido en nuestra historia.
En estas fechas patrias vale la pena hacer una reflexión de cómo estos sucesos históricos han transformado la realidad de los mexicanos con la visión de nuestros libertadores, desde la definición de la forma de gobierno hasta en la obtención de derechos y obligaciones plasmados en leyes e instituciones.
En estos tiempos de incertidumbre y desencanto social, vale la pena recordarnos la grandeza de ser mexicanos, por nuestros orígenes, por la riqueza de nuestra cultura, por la belleza de nuestra tierra, por la diversidad de nuestra gastronomía, por la alegría de nuestras tradiciones. Pero, sobre todo, por los hombres y mujeres de trabajo que no se rinden ante las adversidades, los que estos meses de confinamiento hicieron que el país no colapsara, los que tienden la mano incluso al que no conoce, los valientes migrantes…Por todo lo anterior, que orgullo ser mexicano.