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Algo está sucediendo en Estados Unidos que resulta inquietante. La nación que históricamente se ha enorgullecido de tener en el estado de derecho uno de sus pilares fundamentales, hoy parece haber dejado esos ideales de lado. Su sistema de justicia parece estar colapsando bajo la presión del poder político. No solo fiscales y jueces desestiman los cargos contra el expresidente Donald Trump, el actual presidente, Joe Biden, ha tomado la controvertida decisión de indultar a su hijo, Hunter Biden. Esta acción ha desatado fuertes críticas hacia uno de los políticos más respetados y honorables, generando un profundo malestar en la opinión pública.
Pensar en Estados Unidos evoca, en gran parte, la imagen de un país fundado sobre el respeto al estado de derecho. Este principio es uno de los pilares fundamentales de lo que se considera una de las democracias más longevas y consolidadas del mundo. A lo largo de su historia, Estados Unidos ha cultivado una cultura política que ha puesto énfasis en la separación de poderes, la justicia imparcial y la igualdad ante la ley. Sin embargo, en los últimos tiempos, el sistema de justicia se encuentra rebasado y algo parece haberse quebrado. Este entorno genera inquietudes sobre la integridad de sus representantes y la imparcialidad de su sistema judicial.
Si bien Donald Trump ha insinuado en varias ocasiones que, al volver a la Casa Blanca, se valdrá de sus facultades presidenciales para indultarse a sí mismo, el reciente indulto de Joe Biden a su hijo Hunter marca un giro significativo en la narrativa política del país. Biden, considerado uno de los políticos más honestos, ha cedido a la tentación del poder y ha tomado una decisión que pone en tela de juicio su imparcialidad y la confianza que los ciudadanos han depositado en su liderazgo. Al indultar a su hijo, Biden parece no solo vulnerar la confianza pública, sino también el principio de equidad que debe prevalecer en las acciones de un presidente de la que es considerada la nación más poderosa del mundo.
Si bien la facultad de conceder indultos es una prerrogativa común de los presidentes en diversos países, esta se emplea tradicionalmente en circunstancias excepcionales, en casos de gran relevancia donde el perdón se justifica por razones de humanidad, justicia o bien común. Los indultos no deberían ser utilizados para fines personales o familiares. En este contexto, la decisión de Biden de indultar a Hunter Biden parece un abuso de poder, un acto que se percibe más como un beneficio personal que como un ejercicio legítimo de una prerrogativa presidencial. La preocupación no es solo la legalidad de este acto, sino la posible erosión de la confianza pública en la capacidad del sistema político estadounidense para mantener la equidad y la justicia.
Los argumentos presentados por Joe Biden para justificar el indulto a su hijo Hunter se centran principalmente en una interpretación política de los hechos. Según Biden, "los cargos en su contra surgieron solo después de que varios de mis oponentes políticos en el Congreso los instigaron para atacarme y oponerse a mi elección". Además, sostiene que "ninguna persona razonable que analice los hechos de los casos de Hunter puede llegar a otra conclusión que no sea que fue señalado únicamente por ser mi hijo, y eso está mal". Con estas declaraciones, Biden plantea que la acusación contra su hijo no responde a la gravedad de los hechos, sino a una maniobra política para dañar su imagen y obstaculizar su presidencia.
Este razonamiento deja en evidencia que Biden no confía plenamente en las instituciones de su país. Al insistir en que el caso de su hijo es un ataque político y no un proceso legal legítimo, el presidente refuerza la percepción de que los procedimientos judiciales pueden ser utilizados como instrumentos de persecución política, tal como ha señalado Donald Trump. Con estos argumentos, que resultan considerablemente débiles, Biden no solo pone en duda la imparcialidad de las autoridades, sino que también socava la legitimidad del sistema de justicia estadounidense en su conjunto.
Platón sostenía que es más terrible cometer una injusticia que ser víctima de ella, una reflexión profunda sobre la integridad y el respeto por las normas morales. En este contexto, Joe Biden, al tomar la decisión de indultar a su hijo, ha optado por una ruta que lo dejará en el mismo lugar en la historia que a Donald Trump. Si Biden hubiera optado por sacrificar la lealtad familiar para proteger la credibilidad y las instituciones de justicia de su país, habría estado alineado con figuras históricas como Abraham Lincoln. Sin embargo, con su decisión pagará un precio muy alto, la historia lo ubicará más cerca de personajes como Richard Nixon y otros presidentes que han abusado de su poder, colocando sus intereses personales por encima del bien común y la integridad de la nación.
Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana A. C. @ivarcorr @integridad_AC